Paco Salazar
Salazar, sanchista de primera hora, machista a tiempo completo
Paco y Pedro Sánchez eran uña y carne, de los tiempos en que el líder socialista recuperó el poder montado en el Peugeot
Ángeles Férriz acaba de decir que «está hasta el moño de pute… en su partido». Ella es la portavoz adjunta del grupo socialista en Andalucía. Compañera de la misma federación que Francisco José Salazar Rodríguez (Montellano, 57 años), en adelante Paco Salazar. Férriz está que trina. Su partido ha vendido que es feminista porque es socialista, y ha terminado despuntando como el más machista de la política española.
Y todo se lo tiene que agradecer a Pedro Sánchez, de un ojo clínico para reunirse con lo peor de cada casa ya legendario. Uno de los compis es Salazar que, aunque todavía no ha sido acusado formalmente de ningún delito, se ha visto acorralado por gravísimas denuncias de sus compañeras por presunto acoso sexual.
Y le han seguido un amigo suyo, Javier Izquierdo, su mano derecha, y Antonio Hernández, ambos altos cargos de Ferraz, junto al secretario general de los socialistas de Torremolinos, Antonio Navarro, el presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, el alcalde de Almussafes, Toni González y suma y sigue.
Pero los testimonios de las cuatro mujeres que han señalado al exasesor de Sánchez contienen un relato de acoso especialmente soez y vomitivo, al que el partido ha dado «verosimilitud» pero que –pretexta– no puede acreditarlo. De una pésima catadura moral, Salazar ha sido llamado por sus propias compañeras «guarro».
Las denunciantes explican que el susodicho «se subía la bragueta en tu cara, escenificaba felaciones y pedía vernos el escote». Cuando ya se le mostró la puerta de salida en el verano pasado –aunque luego ha asesorado al Gobierno de forma externa– la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, quedó con él para almorzar «dentro de la esfera privada», se defendió entonces.
Paco Salazar, en una imagen de archivo
Ahora ya dice que fue un error: la cercanía de las elecciones aragonesas, de las que va a ser candidata mandada por Sánchez a morir políticamente, la han obligado a pedir perdón. Todo muy sincero.
Pero el caso de Salazar es especialmente delicado. Porque la zona cero del doble lenguaje, de los comportamientos no adecuados, quién sabe si de la comisión de algún delito, era el Palacio de La Moncloa.
Todo se desarrollaba no en ninguna oficina pequeña, ni siquiera en el Ayuntamiento de Montellano, del que fue alcalde el acusado de 2003 a 2008, sino en la mismísima sede de la Presidencia del Gobierno de España. Tabique con el despacho del más poderoso, el de Sánchez, del que era soldado en primer tiempo de saludo.
Paco y Pedro eran uña y carne, de los tiempos en que el líder socialista recuperó el poder montado en el Peugeot. El hoy cancelado fue compañero de piso de Ábalos y Cerdán durante los años de la camarilla de las primarias de 2017.
Paco Salazar
Todo empezó cuando Salazar, el hijo de un camionero que terminó de tendero de ultramarinos en su pueblo, tras licenciarse en Ingeniería Técnico Agrícola y posteriormente en Ciencias Políticas por la UNED, gobernó sobre su pueblo, de 7.000 habitantes.
Allí guardan un recuerdo del agridulce: se marchó para saltar a la política nacional sin decir adiós y sus correrías por el municipio, al estilo Ábalos y Cerdán, no dejó de él un buen cartel. En 2008, dio carpetazo a la política local para, en teoría, recalar en un puesto técnico en Dos Hermanas (Sevilla).
Ese puesto tiene su miga porque Vox y antes IU destaparon que el hoy denunciado estuvo cobrando durante cinco años como técnico municipal sin que pisara su lugar de trabajo. Por allí nunca le vieron. Era un puesto laboral fantasma habilitado por el histórico alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, para agradar a Sánchez. Lo mismo que hizo el expresidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo, con el hermano del presidente.
Paco Salazar con Pedro Sánchez, en una foto con militantes durante un acto del PSOE de Alcorcón
Ha sido un patrón repetido: enchufes a gogó para que el 'jefe' esté contento. La UCO investiga esta tan peculiar manera de cobrar un sueldo de 2.000 euros al mes sin dar palo al agua. Solo cuando la Guardia Civil registró ese Ayuntamiento -y no cuando trascendió el acoso-, Salazar renunció a su condición de militante socialista.
Ese municipio sevillano, adonde volvió a esconderse cuando fue apartado del partido en julio, tiene una importancia fundacional en el sanchismo; fue una isla a favor del hoy presidente en un PSOE andaluz que era enteramente de Susana Díaz. Allí empezó la resurrección de Sánchez, con Toscano y Salazar de avanzadillas, a los que se sumarían Ábalos, Cerdán y Koldo.
La reconquista del poder de Pedro no se entiende sin la figura del hoy socialista manchado por escándalos sexuales. El conocido como «ayatolá de Montellano» por sus modos impulsivos, acaba de incendiar su partido, ensanchando el me too de la rosa.
Santos Cerdán y Paco Salazar en una foto tomada durante las primarias del PSOE de 2017
Cuando Sánchez accedió al poder tras la moción de censura, se lo llevó a Moncloa y de 2020 a 2021 lo mandó de consejero delegado de la empresa pública, Hipódromo de Madrid. Allí, según ha trascendido, brindaba un lugar seguro para que Santos se reuniera con parte de la trama que le ha llevado a la cárcel; entre otros, con la inefable Leire.
El Hipódromo se ha convertido en un lugar sagrado para el sachismo, adonde recalan todos los amigos del presidente que necesitan refugio. Tan cerca estaba Paco de los que mandan, que cuando en julio Santos Cerdán saltó por los aires, en Moncloa se pensó en él para formar parte de la Secretaría de Organización, como adjunto de Rebeca Torró, de la que es muy amigo.
Tanto que la número tres de Ferraz es vista -junto a la número dos, María Jesús Montero- como responsable de la pasividad con la que el partido ha afrontado esta ola de denuncias. Y no solo pasividad, sino connivencia y complicidad. Durante cinco meses, tras la denuncia de eldiario.es, el PSOE de Pedro, María Jesús y Rebeca guardaron los expedientes en un cajón, el canal antiacoso «perdió» toda la información y nunca más se supo. Hasta que la prensa volvió a la carga.
Pedro Sánchez junto a Paco Salazar en una imagen de archivo
Paco, hoy desaparecido de la escena y beneficiándose de que su propio partido no ha llevado el caso a la Fiscalía, como sí ha hecho con el regidor popular de Algeciras, estuvo casado con Lupe, una funcionaria de la que terminó separándose y con la que tuvo un hijo y dos hijas. Una de ellas es periodista y está saliendo con el jugador Cedric Teguía. Salazar ya no podrá militar en el PSOE.
Lo ha dicho Rebeca Torró. Aquí acaban todas las medidas del partido contra el machismo. Es más, como denunció La Sexta, el Gobierno le estuvo buscando acomodo en alguna embajada en Madrid, ha seguido asesorando al PSC de Salvador Illa, amén de poner a su disposición la agenda del partido para que pudiera hacer sus negocios demoscópicos. «Hermana yo sí te creo… pero creo más a Paco».