El comisario Villarejo vendía a sus clientes de espionaje sus relaciones con los medios

El excomisario de la Policía Nacional José Manuel Villarejo vendía a sus clientes de servicios privados de investigación sus «muy buenas relaciones con los medios de comunicación» para usarlo como medida de presión hacia los espiados de los que trataba de averiguar su implicación en posibles «marrones».

Así se desprende de la audición este miércoles en el juicio de la pieza del 'proyecto Grass' del caso Tándem de la grabación de la conversación -interceptada durante la investigación- entre Villarejo y el empresario Antonio Erico Chávarri, que contrató sus servicios, mantenida en 2012 en las oficinas del grupo de empresas Cenyt que tenía el excomisario en la torre Picasso de Madrid.

La Audiencia Nacional ha reanudado este miércoles la vista en la que el fiscal pide 12 años de prisión para Villarejo, cuatro años y medio para su socio en el grupo Cenyt, el abogado Rafael Redondo, y siete para Antonio Erico Chávarri.

Están acusados de delitos de cohecho y falsedad en documento mercantil y Villarejo además de descubrimiento y revelación de secretos de particulares con difusión a un tercero cometido por funcionario público.

Según la Fiscalía Villarejo, encontrándose en servicio activo como comisario de Policía, cobró entre 2012 y 2014 a través del grupo Cenyt un total de 411.400 euros que le abonó Antonio Erico Chávarri para espiar al administrador concursal de su inmobiliaria, el fallecido Luis P.G., y a su exsuegro y principal acreedor, Joaquín Molpeceres.

En la primera sesión del juicio el inspector de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional testificó que el objetivo de este encargo a Villarejo no era tanto presentar una denuncia sino usar los datos obtenidos para presionar a los espiados y que cedieran para llegar a un acuerdo que le conviniera a Chávarri en el procedimiento del concurso de acreedores.

Este miércoles se ha procedido a la audición de la grabación de la reunión en la que Chávarri cierra con Villarejo el encargo para investigar posibles irregularidades que pudieran haber cometido Molpeceres y Luis P.G. e intentar demostrar que podían estar actuando de común acuerdo para perjudicarle.

Según se oye en la grabación Chávarri le comenta a Villarejo que a Molpeceres, conocido empresario en el sector deportivo, exvicepresidente de la Federación Española de Tenis y expresidente de la Madrileña, no le valía solo el dinero que reclamaba sino verle «arrastrado por el suelo» y hacerle «daño» ya que actuaba contra él por «venganza» tras haberse divorciado de su hija.

Un personaje complicado

Seguidamente Chávarri le explica que el administrador concursal designado en el procedimiento era Luis P.G., del que Villarejo le comenta que era «un personaje complicado y correoso que tenía muy tocada y trincada a mucha gente».

Ante la situación que Chávarri planteaba Villarejo le dice: «Me temo que tienes que jugar fuerte y paños calientes aquí no los veo».

Tras decirle Chávarri que previamente había contratado un detective sin obtener resultados que le sirvieran para su objetivo Villarejo le aclara: «Nosotros somos maderos del sector privado, antiguos funcionarios de Policía que trabajamos con análisis de información, es otro concepto».

«Y tenemos muy buena relación con los medios de comunicación», le añade Villarejo en referencia a que el cliente podía utilizar esta circunstancia para obligar a los investigados a negociar.

Además le comenta: «Somos un poco obsesivos con las medidas de seguridad para evitar que nos hagan lo que hacemos».

Esta es una de las grabaciones que constan en la causa de reuniones entre los investigados, que han sido impugnadas como prueba por las defensas al dudar de su autenticidad.