Una pareja se regala una rosa y un libro durante la Diada de Sant Jordi 2025
Crónica
El éxito de Sant Jordi expone al fanatismo separatista: «Les molesta que sea una fiesta de convivencia»
Políticos y miembros de la sociedad civil celebran la inclusividad de la diada frente a quienes pretenden convertirla en otro 11-S
Este miércoles por la tarde, unas 2.000 personas participaron en una manifestación por el centro de Barcelona bautizada como «Sant Jordi por la lengua», según datos de la Guardia Urbana. La marcha pretendía llamar la atención sobre la «emergencia lingüística» que sufre el catalán y pedir respuestas ante los «ataques» que sufre este idioma «por parte del Estado español».
Se trata de una cifra modesta para una protesta convocada por unas 200 entidades –de media, unas diez personas por entidad, aunque los convocantes hinchan hasta 15.000 los participantes– y que deja en evidencia que las protestas del separatismo por el lema escogido por el gobierno de Illa, «Sant Jordi es de todos», no han encontrado arraigo en la mayoría de la población.
De hecho, para la mayoría de los miles de ciudadanos –ahora sí– que han abarrotado las calles de Barcelona y otros municipios de Cataluña la política era lo secundario: lo principal era conseguir rosas y libros, empapados del espíritu de una fiesta que «traslada una imagen interna inmejorable de Cataluña», según lo calificó el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, en una atención a los medios por la mañana.
Fachada de la Casa Batlló decorada con rosas por la Diada de Sant Jordi 2025
El también popular Daniel Sirera, líder del partido en el Ayuntamiento de Barcelona, defendía en declaraciones a El Debate que «la fiesta de Sant Jordi es el ejemplo de lo que debería ser Cataluña, de lo que siempre había sido Cataluña: una sociedad donde daba igual de dónde vinieras y lo que pensaras». Y añadía: «Mucha gente intenta politizarlo todo, a los separatistas les molesta que esta sea una fiesta de convivencia».
Historia compartida
Un sentimiento similar exhibían desde Vox. «Sant Jordi es un día de unión, para reivindicar y celebrar nuestra historia compartida, nuestra tradición y esa maravillosa forma de ser español que es ser catalán», celebraba Ignacio Garriga, secretario general del partido y líder en Cataluña. El diputado en el Parlament Manuel Acosta celebra que sea también una jornada de fomento de la lectura, algo necesario contra la «imposición del pensamiento único».
El Catedrático de Derecho internacional privado y miembro de Impulso Ciudadano, Rafael Arenas, considera que «esta debería ser la fiesta nacional de Cataluña, el día que disfrutamos todos los catalanes», en contraposición al 11 de septiembre, la Diada, secuestrada desde hace más de una década por el nacionalismo. «Quien comete un error –añade– es quien pretende hacer Sant Jordi suyo excluyendo a los demás».