De este agua no beberéRafael González

El grito de Romeo

La España que ha triunfado lo ha hecho a costa de los lomos de los demás. Y le sigue yendo de maravilla.

Actualizada 09:12

Ayer el empresario Alfredo Romeo se asomó por X, la plataforma que todo el mundo sigue llamando tuiter, y se ciscó en el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo hizo con la elegancia que le caracteriza. «No tenéis límites morales», escribió, en vez de emplear el arcaísmo ‘hideputas’ por ejemplo, que creo que la RAE sigue recogiendo en su diccionario hasta que alguna horda de charos asalte el edificio que alberga la Real Academia y le haga un escrache feminista al BIC. El idioma español es de un machista insoportable, ya saben, como insoportable le parece a nuestro empresario la ausencia de límites morales de la gente del Gobierno.
Cuando empleamos esta expresión, la gente del Gobierno, no nos referimos solo a ministros, ministras, asociados, amnistiados, koldistas, bilduetarras o al logopeda de Marisú, que ha dejado la profesión, por cierto. La gente del Gobierno es toda aquella que celebra el 14 de marzo de 2020 como «el día que empezamos a vencer» aunque muchos de ellos y ellas ya habían vencido otro día de marzo, el 12 en concreto, pero de 2004. De ese triunfo no solo no se han bajado sino que han ido a más. La pandemia vino a refrendar que la España triunfadora es la que salió más fuerte vía presupuestos, ayudas o puestos fijos de funcionarios fetén, amén de los comisionistas pata negra. El resto, como Romeo, las pasaron canutas.
«Perdí 2 empresas por vuestras medidas y otra la tuve que cerrar 6 meses. Acabé con todos mis ahorros de años para cumplir con mis obligaciones empresariales con proveedores y trabajadores y tenéis la poca vergüenza de sacar este vídeo», grita Romeo en un desierto digital, como un Munch harto de pagar IRPF. El vídeo es el relato oficial porque todo es narrativa única socialista, desde la mochila azul de Vallecas hasta los masters sobre venta de humo de Begoña Esposade. La España que empezó a vencer con la pandemia, los koldos del sistema, los asalariados públicos, los que van por las tardes a la Filmoteca, los yayoflautas, los menas, las que teorizan sobre la menstruación como un ataque heteropatriarcal y son premiadas, los de la ceja, los de siempre, en definitiva, más los añadidos por amnistiados, no escuchan el grito de Romeo ni de los que como Alfredo, levantan la persiana antes del amanecer para pagar al Estado el diezmo que reparte entre los triunfadores del sistema.
La España que ha triunfado lo ha hecho a costa de los lomos de los demás. Y le sigue yendo de maravilla. Romeo ha gritado con cierta cortesía expresionista seguramente porque esté hasta los cojones.
Pero eso lo digo yo, que soy un asalariado de barrio.
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