Por derechoLuis Marín Sicilia

Menos lobos

«A ver si nos enteramos de cómo funciona el lobby de Pepiño Blanco, cómo y por cuanto gestiona sus actividades ocultas Zapatero»

La sabiduría popular los tiene calados. Cuando alguien le quiere dar gato por liebre, contando pretenciosamente una cierta voluntad regeneracionista que dicen no practican sus adversarios, inundada de exageraciones y fantasías, el ciudadano de a pie constata que tiene ante sí a un hipócrita, cual un Tartufo redivivo, y despectivamente despacha su falso relato con un «¡menos lobos!» que pone en su justo lugar la impostura del presuntuoso personaje.

Resulta que el orfeón papagayo del sanchismo repite como loros amaestrados las consignas que elabora diariamente el millar de asesores que le pagamos los españoles a Sánchez para que prolongue al máximo su estancia palaciega. Y son tan torpes que nos toman por tontos, repitiendo el argumentario un ministro tras otro, lo que pone de manifiesto la capacidad intelectual de los cortesanos agradecidos que se sientan en torno a la mesa más atestada jamás vista de un Consejo de ministros (¡y de ministras, faltaría más!).

A raíz de que un exministro popular, el vampírico Cristóbal Montoro, esté siendo investigado por posibles responsabilidades penales durante su ejercicio ministerial, los «guardianes» de las esencias democráticas, siempre que estas no les afecten a ellos, se han lanzado a una campaña que tiene, como objetivo fundamental, opacar los escándalos que ahora mismo están devorando la pretendida honestidad del Gobierno sanchista y de todas sus terminales mediáticas. Curiosamente, muchas de las más notables víctimas de la forma arbitraria de conducirse Montoro fueron compañeros de partido como Rato, Aznar, Esperanza Aguirre o Soria. Y de todo ello sacaron provecho los cuervos de una izquierda cada vez más sectaria y ventajista.

Como no podía ser de otra manera, los medios favoritos de Sánchez, en agradecimiento a sus inequívocas atenciones, comenzaron a desplegar toda clase de relatos que distrajeran al personal de los verdaderos casos de corrupción que afectan, aquí y ahora, al partido, al Gobierno y a la familia y próximos del presidente. Los casos de corrupción del PP ya fueron castigados por los españoles, hasta el extremo de que prosperara, por primera vez en democracia, una moción de censura. Por cierto que fue la prensa libre la que destapó los escándalos que le costaron el gobierno a la derecha popular: ABC denunció las actividades ilícitas de Cristóbal Montoro y El Mundo fue quien destapó el caso de Barcenas. Estamos a la espera de comprobar igual conducta de periodismo ético e independiente en la llamada prensa progresista.

Porque, lo más llamativo del momento, es el silencio más deleznable de tantos medios y tabloides que circulan por la izquierda ante el trato desigual que el sanchismo está dispensando a los españoles. Si malversan sus amigos que le sostienen, los indultan. Si son golpistas disfrazados, los amnistían. Si andan mal de dinero, le rebajan la deuda y le facilitan una financiación singular. Si hay que aplicar beneficios penitenciarios a terroristas, sin haberse arrepentido ni colaborar, se les aplican. Si a sus amigos les molesta la inmigración, se distribuyen los menas en el resto de comunidades. Y como no todos los españoles son iguales, cerramos las centrales nucleares en Extremadura y damos un trato singular a las ubicadas en tierras del nordeste.

El concepto de igualdad para el sanchismo es muy simple: depende de que facilite o no su permanencia en el poder. El trato singular para la financiación catalana consiste en que los más ricos deben aportar menos, manera original con la que se pretende cumplir el principio social y democrático de redistribución de la riqueza. Y toda la izquierda, que se llama progresista, aplaude con las dos orejas tamaño dislate.

Un dato cierto es el agravamiento de la corrupción en España. De los 38 miembros que integran la OCDE, nuestro país lidera el empeoramiento de la corrupcion entre 2019 y 2024, que se ha incrementado en un 178 %. Y ha subido nueve puestos (del 23 al 14) en el ranking de países corruptos, lo que supone un impacto negativo en la prosperidad, al profundizar en las desigualdades, debilitar el crecimiento y erosionar a la propia democracia.

Si Sánchez y los suyos quisieran de verdad acabar con la corrupción llevan más de dos años de retraso incumpliendo las observaciones del GRECO y de la Unión Europea que ha demandado a España, reiteradamente, una ley específica contra la corrupción y una regulación de los lobbys, grupos de presión regulados en todos los países que se precien de democráticos. Y claro, es que aprobar tales leyes podría afectar a notables socialistas, como Pepe Blanco, por ejemplo, que mas o menos tienen unas sociedades que, con unos modales u otros, gestionan intereses empresariales ante la Administración, tal como hicieron sociedades vinculadas al exministro Montoro.

Así que aplíquense a aprobar las leyes contra la corrupción y el control de los lobbys y no intenten colar medidas insuficientes por la puerta de atrás. Que se investigue y sancione, si procede, a Cristóbal Montoro sin demora y con rotundidad. Y del mismo modo, a ver si nos enteramos de cómo funciona el lobby de Pepiño Blanco; cómo y por cuanto gestiona sus actividades ocultas Zapatero; quienes, por qué y a donde viajaban en los muchos viajes del Falcon de los que no se quiere dar cuenta; si hubo o no conflicto de intereses en las actividades de Begoña Gomez, y cuando vamos a saber el misterioso caso de las maletas de Delcy en Barajas.

Por tanto, menos lobos y a regenerarse. Porque a lo mejor los lobos, como los lobbys, están en su propio chiquero. De otra manera, no se explica el por qué han borrado a Begoña y a Cerdan del vídeo emitido el pasado miércoles que conmemora el segundo aniversario de su «somos más» tras la ultimas elecciones generales. O sea, menos lecciones de honestidad y menos lobos, Caperucita.

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