Al tenazónRafael del Campo

Los perritos de Moreno Bonilla

Esta obligada costumbre que tenemos los españoles de pagar impuestos y destinar, según estudios muy acreditados, al menos el 50 % de nuestros ingresos a tal fin, goza de escasísimo predicamento entre los ciudadanos. Algunos, para consolarse, arguyen que es el único modo de subvenir al sostenimiento de los gastos públicos y, con matices, podrían tener razón. Pero esa pátina de altruismo y solidaridad decae cuando se comprueba que las leyes tributarias no son siempre justas; que la Administración Tributaria suele ser inmisericorde en la aplicación, muchas veces sesgada, de las mismas; y que la ejecución de los gastos provenientes de los ingreso obtenidos por el Fisco , a veces, tal vez demasiadas, es ineficiente , cuando no claramente improcedente o desviada.

Las Comunidades Autónomas, esas simpáticas entidades que sirven tanto para duplicar la burocracia como para dificultar la coordinación y la eficiencia de los servicios públicos (piénsese, es un poner, en Paiporta y en los recientes incendios veraniegos ) gozan de una cierta capacidad legislativa a la hora de regular tributos. En ese sentido, y por referirnos sólo a Andalucía, han sido dignas de encomio las reducciones o bonificaciones que han atenuado, cuando no suprimido en la práctica, impuestos de dudosa moralidad como el Impuesto sobre Sucesiones y el Impuesto sobre el Patrimonio. No es momento de aburrir al personal examinando ambas figuras tributarias en profundidad pero, a la luz de su historia y de variados estudios técnicos, ambas debieran ser, en mi opinión, expulsadas del Ordenamiento Jurídico. La Comunidad Autónoma Andaluza, bajo la presidencia del siempre amable señor Moreno Bonilla, les ha dado un buen meneo legislativo de suerte que, hoy en día, ninguna de las dos ejerce la voracidad recaudatoria de antaño.

En lo que hace al Impuesto sobre la Renta, las Comunidades Autónomas pueden regular ciertas deducciones en cuota lo que se traduce, si se cumplen ciertos requisitos, en minoraciones de la cantidad que saldría a pagar. Estas deducciones, como en general todos los beneficios fiscales, cumplen fines que el legislador considera loables y que ampara la Constitución. Por ejemplo: para facilitar el acceso a una vivienda digna, ayudar a las personas con discapacidad, a las familias numerosas….

Llama la atención la medida que, con vistas al año 2026, quiere establecer el, como ya dije, siempre amable señor Moreno Bonilla. Que no es otra que aplicar una deducción por gastos veterinarios a quienes adquieran o adopten mascotas. Si somos medianamente serios ( tampoco es necesario que lo seamos en demasía ) debemos concluir que la medida es ridícula. Pero 2026 será año electoral y hay que atraerse a los andaluces, cada vez más, que tienen mascotas. Y si de ese grupo de andaluces con mascota, entre los que me encuentro, se rascan votos, pues mejor, que lo que abunda no daña, a “ tos “ nos gusta que nos rasquen y a nadie le amarga un dulce… ¿verdad señor Moreno Bonilla?

Pero creo que cualquiera pensará que sería más apropiado aplicar esa deducción, por mínima que fuere, mejor que a los perritos, a las personas mayores de economía desfavorecida, a las familias que tengan hijos pequeños o a los gastos médicos...transformarlas en ayudas a familias con enfermos de Alzhéimer, a madres solteras que luchan por criar a su hijo en soledad….Y si en algún caso tales ayudas ya están previstas, incrementarlas. Pero el PP andaluz prefiere poner el énfasis en los animales. Sin reparar ( tampoco creo que le importe mucho ) en que estamos en un peligroso proceso de animalización de las personas y, por ende, de humanización de los animales. Y el PP andaluz, con este detallito, lo deja claro. Y no es una decisión baladí. Es una muestra, una más, de un partido calculista que ha fracasado en el pasado, y que se empeña en fracasar también en el futuro, en el objetivo más importante que debe perseguir una formación política: transformar la sociedad, impregnarla de principios éticos y hacerla mejor.

Y es que, anteponer las modas a los principios, las conveniencias a las convicciones y lo oportuno a lo esencial, no es el camino, para quienes piensan, para quienes pensamos, que en la política no se viene mendigar votos en todos los caladeros, sino a defender principios y convicciones, den votos o no den votos.

Señor Moreno Bonilla: yo antepongo a un anciano, a un recién nacido y a un padre de familia en paro…a un perrito. ¡Qué cosas tengo! ¿Verdad?

.

comentarios

Más de Rafael del Campo

  • El indulto

  • Por fin septiembre

  • Opresión fiscal

  • Aborto y dignidad humana

  • El monosabio

  • Últimas opiniones

    Más de Córdoba - Opinión

    tracking

    Compartir

    Herramientas