Ayuso aspira a poner los puntos sobre las íes a Sánchez y los independentistas en la cumbre de presidentes

Isabel Díaz Ayuso acude a regañadientes, pero por «coherencia» y por no «desairar a los catalanes», a la Conferencia de Presidentes que se celebra este viernes en Barcelona. Aunque el Gobierno de Pedro Sánchez decidió 'in extremis' aceptar los temas propuestos por los presidentes del PP para debatir en ese foro, se trata de un encuentro que nació ya con polémica y que promete finalizar de la misma forma.

Desde la Comunidad de Madrid acusaron al Ejecutivo de «deslealtad institucional» porque se enteraron por la prensa de la convocatoria sorpresa de esa reunión. Una Conferencia de Presidentes de la que ya salieron defraudados el pasado mes de diciembre, cuando se celebró en Santander, después de que el PP tuviera que llevar al Ejecutivo a los tribunales por su negativa a convocar a los presidentes autonómicos.

Tras esa súbita convocatoria en la Ciudad Condal después de las reticencias para convocar la anterior, la reunión preparatoria de la Conferencia resultó un fracaso tal que, desde la Puerta del Sol, llegaron incluso a plantearse su asistencia si el Ejecutivo persistía en su intento de no incluir los temas propuestos por el PP y convertir la reunión en un «monólogo» a mayor gloria de Sánchez.

Sin embargo, finalmente, en Moncloa no tuvieron más remedio que ceder a la presión y aceptar la parte del orden del día propuesta por los populares, tal y como establece el reglamento de la Conferencia, que señala que «se incluirán en todo caso como asuntos en el orden del día aquellos solicitados a instancia de la mayoría de los representantes del conjunto de las comunidades autónomas y ciudades con Estatuto de Autonomía». Algo que ocurre, puesto que el Partido Popular gobierna en once comunidades y las dos ciudades autónomas. Con todo, eso no ha servido para recuperar la ilusión por una cita a la que Madrid acude «sin ninguna expectativa».

Así lo avanzó ayer Díaz Ayuso quien, además, amenazó con abandonar la Conferencia si alguno de los presidentes decide hablar en alguna de las lenguas cooficiales. «No voy a usar pinganillo», advirtió después de conocerse que, por primera vez en la historia, el Gobierno ha aceptado hacer uso de la traducción simultánea, a petición de los presidentes vasco, Imanol Pradales, y catalán, Salvador Illa.

Más allá de ese ultimátum, la presidenta madrileña ha dejado clara su intención de poner los puntos sobre las íes tanto a Sánchez como a sus socios independentistas durante esa cumbre, que se niega a que se convierta en una pantomima del presidente del Gobierno para tratar de «tapar con una foto» todos los escándalos de corrupción que asolan al Ejecutivo.

«Hablaremos de vivienda. Estamos en contra de la okupación. Cuando hablemos de educación, explicaremos cómo, de todas, la ley Celaá ha sido la peor, que ha atentado contra la libertad de la educación, especialmente de la educación especial. Hablaremos de energía y defenderemos la convivencia de las renovables con la nuclear, mientras España sigue sufriendo el bochorno de ocultar por parte del Gobierno que pasó con el apagón», explicó este jueves en el Pleno de la Asamblea de Madrid.

«Y cuando hablemos de deuda diré que, el que se endeude, que lo pague. Ya está bien de esa golfada que le cuesta todo el dinero al resto de los españoles para crear una nación paralegal para que al señor Illa le den los votos para mantener a su vez a la mafia en la Moncloa. Y cuando hablemos de Cataluña, pienso decir muy claramente que no se va a crear una nación paralegal con el dinero de todos y rompiendo el Estado de derecho y la Constitución y, mucho menos, a manos del Constitucional. Que vaya semana nos ha dado», agregó, en referencia a ese aval a la amnistía que prepara el organismo presidido por Cándido Conde-Pumpido.

Además, reveló que cuando se hable de inmigración va a recordar a Sánchez que es el Gobierno el que tiene la gestión de las fronteras y, por tanto, «este problema que Sánchez le está creando a Europa, cada vez se tendrá que saber más». «Mira para otro lado y crea problemas de convivencia e integración porque utilizan de manera inhumana a los inmigrantes», denunció.

«Cuando hablaremos de infraestructuras hablaremos del caos ferroviario, desde el AVE a las Cercanías, y cuando lo hagamos de sanidad, diremos la falta de médicos en toda España y en dependencia que el Gobierno no cumple y le debe la mitad a la Comunidad de Madrid, dejando a la mitad de los dependientes abandonados», avanzó.

Por no hablar, apostilló, «de lo que intentan hacer con el Poder Judicial, llenando de activistas los juzgados, maniobrando contra los jueces que están haciendo su trabajo, que se persigue a los jueces que intentan a su vez perseguir la corrupción del gobierno». «Toda esa mafia será mañana denunciada», sentenció como prólogo de la que a buen seguro será una tensa cumbre de presidentes este viernes.