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25 de abril de 2024

Marqués de Murrieta

La bodega Marqués de Murrieta

El descubrimiento de un tesoro de 170 años escondido en La Rioja

En 1852, el militar Luciano Murrieta inventó el vino de Rioja sentando las bases del futuro de la bodega Marqués de Murrieta, que hoy preside el undécimo conde de Creixell y celebra su aniversario

Si Luciano Murrieta levantase la cabeza contemplaría con orgullo el legado de su obra en La Rioja. El militar nacido en Perú se adentró en el mundo del vino de la mano del general Espartero, con quien realizó la campaña de la primera guerra carlista. En 1840, se estableció en Logroño y conoció a la mujer del general, la jovencita Jacinta, una rica heredera con tierras y viñedos.
Aplicando las técnicas aprendidas en Burdeos, en 1852 Luciano Murrieta lanzó su primer añada, considerada el primer vino de La Rioja. Con esa calidad y un buen envejecimiento, no le costaría triunfar en el extranjero. Exportó varias barricas de esa mítica añada a Cuba y a México, con gran aceptación. En 1877 adquirió unos terrenos en la finca Ygay, próxima a Logroño, donde edificó un château de estilo bordelés. El Rey Amadeo de Saboya le otorgó el título de marqués de Murrieta en reconocimiento a su labor en la obtención de vinos riojanos de calidad.
Bodegas Marqués de Murrieta

Finca Ygay, un viñedo de 300 hectáreas, ubicado al sur de Rioja Alta

El siguiente capítulo significativo se enmarca en 1983, cuando recoge el testigo Vicente Cebrián Sagarriga, décimo conde de Creixell, quien renovó la visión de la bodega pero su proyecto se vio truncado por su repentino fallecimiento a los 47 años tras sufrir un infarto. Su hijo, Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, undécimo conde de Creixell, asumió la presidencia con solo 26 años y junto a su hermana Cristina, llevó a cabo una transformación completa de la bodega, sus vinos, su estrategia comercial y un ambicioso plan de enoturismo.
«Desde joven asumí que los valores del esfuerzo y el trabajo eran esenciales para conseguir cualquier sueño que uno tenga. Esto lo heredé de mi padre; así como por supuesto valorar la importancia de la familia y el concepto de empresa familiar», afirma Vicente Dalmau en conversación con El Debate.

Año de premios

Marqués de Murrieta celebra este 2022 su 170 aniversario, en un año brillante tras conseguir el premio al mejor vino del mundo, con Castillo Ygay, el de mejor enóloga del mundo a María Vargas, mejor bodega y coincidir con la finalización de las obras de su nueva zona de elaboración.
Vicente Dalmau

Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, undécimo conde de Creixell

«Los reconocimientos externos siempre te posicionan y hacen que llegues a públicos que de otra forma sería muy complicado. Hay una parte que puede afectar directamente a las ventas, pero quizás lo más valioso es el posicionamiento intangible que nuestra marca adquiere con ellos», añade el presidente.
Tras el premio otorgado por Wine Spectator a Castillo Ygay, la demanda del vino se disparó. «De esa añada 2020 salieron 130.853 botellas que se vendieron en tiempo récord. Y eso que ya habíamos repartido todos los cupos; no solo en España, también en los más de 100 países donde lo distribuimos».

Importancia del viñedo

A Vicente Dalmau no le gusta hablar de recetas del éxito o fórmulas mágicas. «Para que un vino sea considerado excelente creo que la clave está en el respeto al tiempo y en saber escuchar y respetar lo que ese vino nos dice en cada momento, y no al contrario», declara. Su gran baluarte es el viñedo, las 300 hectáreas de su Finca Ygay, de donde procede la totalidad del vino que producen. «Tener nuestro propio viñedo junto a la bodega nos ayuda a tener un control exhaustivo, con un equipo que revisa nuestras cepas todos los días del año. Cuando nuestras uvas llegan a la bodega, nuestro equipo técnico, realiza un trabajo continuo controlando cada paso, como si fueran nuestros hijos».
Marqués de Murrieta tiene una amplia proyección social, con amigos de la casa que pueblan las revistas del cuché como Nieves Álvarez o Naty Abascal. Su relación con Casa Real es excelente. El Rey Juan Carlos brindó con una copa Castillo Ygay de 1925, después de tomar la decisión de abdicar. La bodega está presente en las zonas VIP de grandes eventos deportivos como el Open de Tenis de Madrid, el Open de Golf o los grandes premios de Fórmula 1.
De cara al futuro buscan mantener el nivel y sentar las bases. «A medio y corto plazo tenemos muchos retos, como un nuevo proyecto turístico en forma de exclusivo hotel en la bodega. Nunca paramos, siempre estamos imaginando nuevas metas».
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