Cómo detectar si el alimento que estás comprando contiene insectos
Los bichitos pueden presentarse enteros, gracias a lo cual los podrá observar directamente, pero también en forma de polvo y deshidratados
¿Por qué no voy a comer insectos?
- Prefiero consumir alimentos contrastados por la experiencia, la ciencia y la práctica productiva que las modas que son flor de un día y pueden provocar efectos secundarios graves, como es el caso. Y con los que además, disfruto.
- Porque he analizado la literatura científica y entre otros, el demoledor informe de AEOSAN, que nos alerta sobre lo que conoce (alergias, contaminaciones, presencia de virus, bacterias y priones) y ¡ojo! sobre posibles efectos adversos y desconocidos que son aún más preocupantes.
- Porque los insectos son portadores de una microbiota muy diversa, entre ellos, microorganismos que pueden ser altamente patógenos y a los que no estamos acostumbrados y que pueden ser de alto riesgo para la vida.
- Porque mientras consumir eventualmente insectos recogidos en la naturaleza no ha perjudicado a las culturas que lo han hecho, una cuestión bien distinta es criarlos de forma artificial. Que presenta infinitas dudas y problemas, porque es una práctica escasamente testada.
- Porque las bacterias esporuladas patógenas que presentan los insectos pueden sobrevivir a los tratamientos tecnológicos industriales y desarrollarse durante el periodo de almacenamiento, antes del consumo. Y enfermar al consumidor.
- Porque la presencia de quitina, que es la sustancia de la que está compuesta el exoesqueleto de estos animalitos, no se puede digerir. Además, reduce la capacidad de absorción de las proteínas y otros elementos propios del insecto.
- Porque aun no se ha contrastado con seriedad cómo es la absorción, distribución, metabolismo y excreción de los insectos. Lo desconocemos todo y aun así ¿los vamos a comer?
- Los insectos, como el pollo o los cerdos, se alimentan de pienso ¿De verdad producirlos va a ser más barato? ¿Y más saludable? ¿Y más apetitoso?
- Es infinitamente más deseable la opción de comer carnes de buena calidad, sabrosas, cuyo consumo esté contrastado por la historia y por la práctica. Carnes de vacuno, porcino, ovicaprino y aves, con cientos de variantes cuyo consumo nos ha proporcionado fuerzas, salud y nutrición de excelente calidad durante la historia.
- Por último e igualmente importante: porque Europa tiene una historia alimentaria arraigada en una base agrícola, ganadera y pesquera que han sido útiles, saludables y están muy experimentadas, y que nos han traído hasta el presente sanos, satisfechos, fuertes y gozando de una deliciosa gastronomía.