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Varios jóvenes caminan por el centro de Málaga sin camisetas

Varios jóvenes caminan por el centro de Málaga sin camisetasEFE

¿Por qué vestimos peor en verano?

La elegancia y ciertas norma de vestimenta también parecen marcharse de vacaciones

Chanclas en la oficina, bermudas para una reunión y riñonera como accesorio para guardar las llaves en la playa. Con la llegada del calor, se esfuman ciertas reglas de vestimenta y parece que todo vale. La agencia EFE se ha puesto en contacto con un experto en moda para analizar este fenómeno. El investigador Román Padín afirma que en verano muchas personas priman la comodidad, relajan la forma de vestir e «incluso alcanzan el mal gusto».

«Existe una preocupación máxima por ir cómodo, cuando antes lo que primaba era la elegancia, el estar 'chic'». En esta tendencia de «vestir sin decoro» también influye el culto al cuerpo. «Se quieren mostrar los músculos trabajados en el gimnasio y también las partes del cuerpo que han sido retocadas a base de bisturí».

Además, la cultura del tatuaje es una realidad en la sociedad actual. Si antes estaba reservado para personas de dudosa moral, hoy se ha convertido en un accesorio más. «El objetivo es exhibirlos, que para eso se ha invertido tiempo y dinero», declara Padín a EFE. Por lo tanto, «resulta lógico que la gente desee mostrarlos».

Bañador turbo

A lo largo del verano se aprecian estilismos horteras que provocan conmoción en los defensores del buen gusto. Hoy, en el siglo XXI, resulta imposible erradicar el uso de camisas desabrochadas hasta el ombligo que muestran sin pudor barrigas chamuscadas por el sol. Se continúa con la visión de veraneantes devotos de tomar espetos de sardinas y paellas a pecho descubierto, descamisados, así como modernos que exhiben bíceps con camisetas de sisas desbocadas.

Tampoco pasan desapercibidos los caballeros que lucen el bañador turbo para tomar una cerveza en el chiringuito o aquellas que eligen el «look» de explorador con bermudas repletas de bolsillos, botas «trekking», gorro de safari con mosquitera incluida para pasear por la calles de París, Roma o Madrid.

A diario se puede ver a jóvenes que escogen la camiseta de su equipo de fútbol para cenar con su novia quien, precisamente, acude a la cita con vestido y tacones. No es cosa de guiris lucir sandalias de gladiador con calcetines, son muchos los devotos de esta moda que optan por ella para tomar el aperitivo, pasear junto al mar o ir de compras. «La verdad es que ni hay prendas imposibles ni horteras, lo que sí existen son personas y momentos para llevar un determinado tipo de ropa», aclara Román Padín.

«La moda ya no es lo que dice un diseñador, sino una serie de tendencias que actúan como círculos concéntricos y que se puede seguir o no en función del físico, gusto o estilo», puntualiza este doctor en Arte Contemporáneo por la Universidad de Vigo especializado en moda.

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