Ellos: diez errores y consejos para el guardarropa de verano
Qué evitar y qué llevar en los meses de más calor sin caer en la horterada ni el síncope

Mostrar poco pie. Por mucha pedicura que se tercie, algún motivo cultural en Occidente hace que no interesan mucho los dedos de los pies de las extremidades inferiores masculinas. Si no es en la playa, dedazos a cubierto. Evitemos cangrejeras y demás inventos si se desea un resultado físico apetecible.

Las camisetas de tirantes y las promocionales, tipo «Ópticas San Pantaleón», a quemar en la pira de la noche de hogueras de San Juan el año que viene. Mejor no enseñar mucho cuello, ni mucho pecho lobo y lo mínimo de «alerón».

Usar y abusar de la alpargata discreta y bien acabada en las mañanas de vacaciones (de la elegante y española, nada de importaciones de la China con marca local).

Recurrir a la españolísima y muy andaluza sahariana o guayabera, camisa ligerísima con bolsillos que se lleva por fuera, viste mucho y evita pasar excesivo calor.

Los zapatos de conducir de ante o piel son una alternativa elegante y cómoda para salir a cenar.

Tener siempre un blazer de sport sin forrar o bien con una estructura interior en tejido muy ligero para los días de calor es esencial. No cuela y se puede sufrir un síncope con el blazer de lana que se encargó en Navidad.

Lo mejor, el algodón, solo o con mezcla. Los trajes y pantalones de lino tienen la desventaja de que también hay mucho hortera llevándolos y se arrugan por los sitios más insospechados a los dos minutos de salir de casa.

Las camisas formales de traje (en blanco o azul claro) que se usan en invierno, con sus cuellos con ballena y su rigidez formal, se pueden quedar en el armario. Es el momento lógico de llevar camisas de sport en oxford ligero o en algodón fino, con bolsillo y corte más relajado.

De tener que llevar corbata, es el momento de utilizar las más ligeras, las tipo milrayas o las de tonos claros, algodón y poca textura.
