
Modelos de la pasarela de alta costura de París
Los desfiles más extraños de la alta costura de París
Martin Margiela por John Galliano, Balenciaga por Demna Gvasalia y Fendi por Kim Jones compitieron en extravagancia
De cancelar todos los desfiles durante la pandemia, ahora las casas de moda que cuentan también con participación en la alta costura se han planteado hacer cinco desfiles al año, más las ulteriores presentaciones dentro y fuera de París. ¿No será un poco empachoso? Algunas marcas se reservan el gusto a sorprender con unos desfiles de costura dignos de un circo.
Prêt-à-porter (o listo para llevar) de otoño-invierno y de primavera-verano, colección Resort –la que se vende entre enero y febrero– y alta costura de otoño-invierno y de primavera-verano: cinco desfiles mínimo, más las precolecciones, las tournées fuera de París, las cápsulas especiales de varias piezas…El profano en la materia de la moda «oficial» se debe armar un lío de aúpa. Y no es para menos.
En esta semana de la alta costura parisina han brillado con luz propia muy especialmente Valentino y Chanel, pero en cambio, el gato al agua de las fotos llamativas se lo han llevado casas de moda que juegan con el esperpento y la extravagancia para destacar en costura. Y se trata de tres marcas que han puesto al timón de su dirección creativa a personajes singulares.
En Maison Margiela, una casa con origen en Amberes, cuyo fundador destacaba por su ausencia visual en las presentaciones y un minimalismo no exento de cierto estilo retro, el absolutamente genial John Galliano, nacido en la Línea de la Concepción pero reclamado por los británicos como nativo, montó «un pollo» visual de magnitudes estratosféricas. Desfilaron exagerados tutús de tul, con sus volantes en tonos flúor, combinados con medias de rejilla, merceditas de colores fuertes en charol, minibolsos de lentejuelas e incluso casco de moto de corte sideral en rosa. Estilismos a los que «no les faltaba un perejil».
Desfile alta costura de París
Este maximalismo de Galliano en Margiela, tan opuesto al estilo inicial de la marca belga, se remataba con atuendos para ellos. Extraños conjuntos vaqueros en plan bling bling: pantalones azules de lentejuelas con brillos, camisas de cuadros del Medio Oeste norteamericano con puños en tejido con brillos, abrigos de estilo femenino años 50 deconstruidos, elaborados en tejidos extraños de varias texturas y botas de vaquero con acabado «brilli-brilli». Para rematar el asunto, iban tocados con unos sombreros tejanos convertidos casi en la tradicional kufiya de los jordanos, con un lado levantado sobre la cabeza. Los inventos de un creador valiente que -aunque no se vendan- dan qué hablar.
Kim Jones, a cargo ahora de la ropa en Fendi, presentó un espectacular desfile, por la variedad y la consistente repetición a su vez, de distintos formatos de estilismo. Desde trajes de chaqueta y pantalón en un mostaza oscuro, hasta una serie de vestidos de noche en telas devorée con dibujos en relieve, prendas de tul exquisitas y modelos transparentes con sobrevestidos bordados. Alternó atuendos en lúrex tipo «papel Albal roto», con prendas en gasa de tonos pastel o llamativos vestidos en tejidos sólidos y colores flúor. Increíble mezclar todo en esta especie de «ensalada de estilos» y triunfar. He comenzado a valorarle.

Balenciaga
En Balenciaga, Demna Gvasalia se gastó el 80 % en un neopreno negro con el que vistió a la mayor parte de las modelos: todas de negro, muy ceñido, en pantalones, monos y vestidos, con máscara tapando la cara en plástico negro. Una suerte de Ironman en el que participó Kim Kardashian.

Nicole Kidman y Naomi Campbell
Nicole Kidman desfiló con un vestido que parecía improvisado, hecho con una larga tela de lúrex plata que arrastraba por el suelo. Muy guapa, tras pasar de modo relevante de nuevo por chapa y pintura. Y Naomi Campbell paseó su cincelada estampa con un vestido negro de gran volumen que incluía un top/escote en una originalísima forma de copa.

Uno de los modelos que se pudieron disfrutar en la pasarela de alta costura de París
Lo dicho, tres shows de prendas imponibles mezcladas con maravillas hechas vestido. Todo sea por la causa y para armar ruido. Brillante ejercicio circense y creativo, no obstante.