La casa de Coco Chanel en la Rivera
Se abre al público la villa de Coco Chanel en la Riviera
Su nido de amor y refugio ha sido restaurado
Si Coco Chanel supiera que a estas alturas se abre al público de modo reservado a través de Chanel su muy privado escondite en Roquebrune, le daría un ataque. Casi tanto como el que le daría a Balenciaga al ver que su marca se ha vuelto a abrir con desiguales resultados. Veamos.
Coco, que vivía muy ocupada en París, encontró en la Costa Azul, tras sus viajes allí con el duque de Westminster y Dimitri de Rusia, un espacio para su privacidad y su tranquilidad que se convirtió en su nido de amor, su refugio. La Pausa, pues así se llama la residencia, fue escenario de reuniones privadas de Mademoiselle con artistas, aristócratas, escritores y editores de moda. Gabrielle Chanel se implicó en su decoración, siempre con la predominancia del negro y el blanco y algunos detalles dorados y metálicos.
La Pausa fue quizás el verdadero hogar de Gabrielle, que en las demás ciudades se centraba en su trabajo e incluso vivía en un estudio adjunto o - más tarde - en el hotel Ritz de París. Pasó allí algunas de sus épocas más felices, siempre rodeada de algún amor o de algunos amigos. Se relajaba allí, bailaba, jugaba al tenía en la pista que se hizo construir, leía en alguna chaiselongue o se sumergía en la bañera para salir como nueva.
Coco Chanel, en 1957
En el periodo de entreguerras, entre 1919 y 1939, muchos amigos de Coco, desde Jean Cocteau a Misia Sert, desde Salvador Dalí a Paul Éluard, se quedaron durante épocas en la casa, una residencia majestuosa pero a la vez discreta. Situada en Roquebrune-Cap-Martin, entre Mónaco y Mentón, y muy cerca de la frontera entre Francia e Italia (por si había que salir huyendo en algún momento dado).
Coco había comenzado a ir a la zona de Cannes y en 1029 se decidió por este solar con vistas al mar, que tiene actualmente un interés arquitectónico y patrimonial. Declarada recientemente de interés cultural en la Provenza-Costa Azul, su restauración inicial fue a cabo del Ministerio de Cultura francés. Se restauraron los suelos de mármol, los frescos y lámparas de los años 30, el mobiliario decó, los detalles decorativos y las ristras de buganvillas.
La creadora y empresaria, que cuando se alojaba en París lo hacía en la mencionada suite del Ritz, justo tras su tienda taller, contaba allí con casi 200 metros en plena place Vendome, con un vestidor, un escritorio, un baño, un salón y una decoración exquisita. Menos conocida, pero muy frecuentada por Coco, estaba la casa escocesa del campo del duque de Westminster, cerca de Inverness. Rosehall Estate fue un lugar donde durante décadas, Gabrielle Chanel se dejó ir en total tranquilidad, en espacios decorados por ella con madera y tweed, cuadros escoceses y acogedoras lámparas.
Coco Chanel
Pero volviendo a La Pause, hay que decir que Coco retomó lo grandioso pero también lo estricto de la Abadía de Aubazine, un monasterio medieval cisterciense donde estudió y estuvo interna con su hermana durante años. En su vida, Boy Capel había sido su amor más importante, si bien lo fueron también Etienne Balsan, el duque de Westminster o el príncipe Dimitri de Rusia. Dimitri Pavlovich, primo del asesinado Zar Nicolás, tuvo que exiliarse a París tras participar activamente en el asesinato del diabólico Rasputín junto a otros familiares y amigos de la familia Romanov.
Fue, no obstante, Paul Iribe, el dibujante, creador de muebles y estilista francés de origen español, con el que más tiempo e intensidad compartió La Pause. Ahora que la residencia se ha reformado y que el arquitecto Peter Marino se ha ocupado de su puesta a punto, Paul Iribe vuelve a estar de actualidad. Pero ese tema, lo continuaremos mañana.