Los
tics son movimientos de algunas partes del cuerpo o sonidos, breves y repetitivos, también involuntarios, bruscos y que no tienen ninguna finalidad aparente. Sobre todo aparecen entre los 5 y los 10 años. No obstante, desde la
Asociación Española de Pediatría advierten que pueden empezar antes.
Entre el 4 y el 24 % de los niños tienen tics en algún momento de la vida y son más frecuentes en los varones que en las niñas. En algunos casos, otros familiares han tenido el mismo problema.
La doctora Laura Cuesta, del Servicio de Pediatría del Departamento de Salud de Manises, afirma que los tics involuntarios en los niños son «bastante frecuentes», aunque advierte de que se debe acudir al pediatra cuando sean invalidantes, es decir, cuando empiecen a ocasionar problemas en el propio niño o su entorno, o cuando se sospeche que existe un trastorno asociado.
La especialista recalca que, en la mayoría de los casos, estos tics son transitorios y que «se le debe explicar a la familia que se trata de un cuadro que no pone en peligro la vida del niño y que, en ocasiones, es autolimitado y desaparece con el tiempo».
Causas de los tics
A pesar de que no se conocen las causas de los tics primarios, se cree que hay factores genéticos relacionados con su aparición. Puesto que los tics podrían tener un origen genético, tener antecedentes familiares de tics puede suponer un factor de riesgo y es importante vigilar este aspecto.
A la hora de valorar los tics nerviosos, se deben tener en cuenta factores emocionales como el nerviosismo del niño, su estrés, concentración, tensión o alegría. Por eso, la doctora asegura que se debe intentar «no recriminar al niño ni mostrar preocupación ante la aparición de estos movimientos».
El 99 % de los tics suelen aparecer antes de los 15 años, y aunque pueden aparecer en niños de entre 3 y 4 años, la mayoría se manifiestan entre los 5 y 8 años. Además, en líneas generales, tiene una mayor prevalencia en niños que en niñas, siendo la proporción de tres casos de niños frente a uno de niñas.
Tratamiento de los tics
En la mayoría de los niños, una correcta información sobre los tics y un seguimiento evolutivo pueden ser suficientes para superarlos. En aquellos casos invalidantes, se reserva el tratamiento farmacológico que puede llegar a eliminarlos.
El abordaje psicológico, realizado con técnicas cognitivo-conductuales, también puede beneficiar al niño, siendo muy importante saber cómo trabajar los tics en menores. En algunos pacientes con otros trastornos asociados, el tratamiento del propio trastorno puede favorecer a mejorar los tics.
Trastornos asociados
Los tics se pueden asociar, en algunos casos, con otros trastornos, como el obsesivo compulsivo (TOC), el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno negativista desafiante, entre otros.
Entre un 26 y un 67 % de los casos de niños con tics se asocian con el TOC. «Es por ello que, ante un niño con tics, se deben vigilar signos de alarma que nos hagan sospechar en alguno de estos trastornos», apunta Cuesta.