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03 de mayo de 2024

Niñas en misa

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Tres claves para transmitir la fe a tus hijos: «Los niños aprenden de aquello a lo que das la vida»

El director del Colegio Abat Oliba Spínola, Jordi Cabanes, reflexiona sobre la educación cristiana en familia en el nuevo episodio de 'El Efecto Avestruz'

Transmitir la fe católica a la siguiente generación es una de las preocupaciones principales de las familias cristianas. Más aún en un contexto complicado: según el último barómetro del CIS, el 39,9 % de la población española se declara atea, agnóstica o indiferente, y del 55,1 % que afirma ser católico –un 23,8 % menos que hace apenas 20 años–, solo la mitad se confiesa practicante. Frente a esta encrucijada, ¿existe la fórmula del éxito?
«Si quieres transmitir la fe a tus hijos has de dejar de preocuparte por la fe de tus hijos… y preocuparte por la tuya», asegura el director del Colegio Abat Oliba Spínola, Jordi Cabanes, en el episodio más reciente de El Efecto Avestruz, el programa de entrevistas de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP). El también historiador y profesor defiende que la transmisión de la fe se apoya en tres pilares: el amor, la coherencia y la amistad.

Amar y predicar con el ejemplo

Sobre el primer aspecto, Cabanes plantea un punto de partida: «Para transmitir la fe a tus hijos has de quererles», lo que se concreta en que no vale la pena aplicar fórmulas. «Un padre –comparaes como un torero: primero estudia al toro y luego actúa de un modo u otro según las querencias del animal».
El segundo punto clave es la coherencia: «Los hijos aprenden un poco –muy poco–de lo que dices, algo más de lo que haces… pero sobre todo aprenden de aquello a lo que das la vida». En esta línea, Cabanes plantea que «si predicas una cosa y haces otra, te acabará pasando factura», pero que esto no es lo mismo que predicar algo y no ser capaz de estar a la altura pero reconocerlo y seguir luchando. «Al revés –asegura–; lo que los hijos no soportan no es que te equivoques, sino que mientas respecto a tus errores».
Por último, Cabanes destaca que es fundamental que los padres tengan amigos que también sean católicos. «Lo que hacen los hijos es triangular: llega un momento en el que no aceptan que sus padres digan cosas verdaderas, y si entonces ven a amigos de sus padres con una experiencia similar, pueden triangular y sacar su propia conclusión», explica, y cita el conocido proverbio africano de que «se necesita una tribu para educar a un niño».
Envío de una familia misionera

Envío de una familia misioneraCathopic

Dos momentos clave

El profesor distingue, además, dos momentos diferenciados en la transmisión de la fe católica. «Cuando son pequeños, es la ventana de oportunidad: catequesis, doctrina, enseñarles a dar las gracias… todo lo que puedas, sabiendo que no transmitirás la fe a tu hijo si tú no te la crees», insiste. La segunda etapa es la adolescencia. ¿La propuesta de Cabanes? «Hay que dar un paso atrás y dejar que se la peguen», dice, porque «si les has educado bien, ahora están verificando lo que les interesa».
En ambos momentos, los padres se deben arropar por su tribu, en la que se incluyen realidades como el grupo de amigos, la parroquia o el colegio. Frente a la tentación de convertir estas comunidades en guetos o búnkeres, Cabanes advierte de que «los tiempos que corren exigen cierta protección pero la vida cristiana exige difusión; has de tener algo de benedictino y algo de paulino, y la clave está en el equilibrio».
En relación a la escuela, señala el director del Abat Oliba Spinola, que «hoy solo son posibles los colegios de evangelización, que se basan en dar por hecho que las familias que acuden a él no son católicas». Cabanes insiste también en que los frutos de un centro educativo católico no son solamente conversiones. «Primero –enumera–rescatamos al hombre; luego, al estudiante, y después, al cristiano: lo que convierte a un colegio en 'católico' es la mejora en estos ámbitos… llegando hasta el tercero».
Jordi Cabanes, durante la entrevista

Jordi Cabanes, durante la entrevistaJosema Visiers

«La acogida exige un camino de educación»

Cabanes también habla en la entrevista sobre la iniciativa que comparte con otras familias: entre todos tienen alquilada una masía –una casa de campo catalana– en la que se juntan los veranos y a la que invitan siempre a gente. «La clave es crear un lugar donde los hombres pueden reconocer su humanidad, y donde hay unas normas que nos rescatan a nosotros pero que no se cierran al mundo», explica.
Sobre la acogida, Cabanes destaca que «si acoges y no exiges un camino de educación, estás malcriando a la persona, y los malcriados suelen salir peor». Sucede sobre todo, explica, con los casos de drogadicción: «Has de dejar que toquen fondo; si no, no hay nada que hacer». «La acogida –añade– ha de ser «directamente proporcional a tus fuerzas», y concluye: «Como todo en la vida cristiana, es una vocación, no puede ser un deber».
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