Bebés de juguete considerados «hijos»: así es el inquietante fenómeno de los 'reborn'

Hay una mujer en España que dice tener 600 hijos. No todos son de carne y hueso. De hecho, solo cinco. El resto son de silicona y vinilo. Nicole es la propietaria de la mayor colección de bebés reborn (o renacidos, por su traducción literal) del país. Según ha contado en una entrevista televisiva, ha llegado a pagar por alguno de ellos hasta 20.000 euros. Los asea y les cambia el pañal, porque gracias a la inteligencia artificial sus muñecos ahora pueden llorar, reír y hacer sus necesidades.

Caso similar es el de la pareja, dueños (o «padres») de Batmancito, quienes a través de sus redes sociales muestran su día a día a sus más de un millón de seguidores. Alejandra y Jaime (de 26 y 55 años, respectivamente) lo encargaron para que se pareciera a ellos y se ha convertido en el primer influencer. En sus publicaciones se ve como la pareja lo lleva al supermercado, de viaje o incluso a urgencias. Según la pareja ha contado, se trata de una terapia psicológica debido a que ella padece un tumor que le impide tener hijos y él perdió la relación con sus hijos biológicos.

Esta inquietante moda, sin embargo, no es nueva. Se dice que el origen de los bebés reborn está en Alemania, donde durante la Segunda Guerra Mundial las mujeres recluidas en refugios aéreos pasaban el rato transformando las muñecas de sus hijas para darles un aspecto distinto. Su fabricación artesanal y detallista los ha terminado convirtiendo en verdaderos objetos de coleccionismo.

No obstante, una de las escultoras españolas de los bebés y empresaria, María Valle, desmiente este origen germano en una reciente entrevista, en la que también critica a los influencers colombianos afincados en Marbella de utilizar a Batmancito para hacerse famosos en redes sociales.

Sea como fuere, en los años 90 los reborn se popularizaron en Estados Unidos y empezaron a comercializarse por internet. En torno a estos bebés de silicona, fabricados para parecer de verdad, se ha consolidado una gran industria. En España, una de las empresas más sólidas del sector es Muñecas Guca, que facturó en 2019, según sus últimos datos publicado, más de un millón de euros.

El precio de uno de estos renacidos oscila entre los 600 y los 2.000 € en la mayoría de los casos, dependiendo de las características que el comprador quiera añadir. Algunas piezas más especiales pueden llegar a costar hasta 15.000. Dos veces al año, fabricantes y aficionados se citan en una feria internacional de muñecos renacidos (Dolls And Reborn International Show), más conocida como Daris, por las siglas del inglés. En Madrid, tiene sede en Rafael Hoteles Atocha, donde más de 30 artesanos y vendedores de todo el mundo exponen sus creaciones para los coleccionistas o todo aquel que quiera considerarse «padre» de un bebé de silicona.