
Chica joven de camino a la puerta de embarque
Lejos pero cerca: cómo mantener una relación sólida con tus hijos cuando estudian fuera de casa
Tres de cada diez jóvenes estudian fuera de casa, algo que para muchos padres puede ser un reto. Estos son los consejos prácticos para cultivar el vínculo familiar, aunque los kilómetros se interpongan
Se acerca la fecha en la que miles de adolescentes realizarán las pruebas de acceso a la universidad, días que los padres observan con atención, pues muchos de estos alumnos se ven obligados a mudarse a otras ciudades para poder estudiar la titulación que quieren.
En el curso 2023-2024, las universidades españolas registran un total de 1.762.459 de estudiantes, de los cuales el 78,2 % cursa titulaciones de grado, 16,2 % matriculados en programa máster y 5,4 % en doctorado.
Más de un tercio de estos jóvenes viven fuera de su hogar, así lo dice el último estudio de la Fundación BBVA, que revela que al menos un 35 % de los universitarios reside en ciudades distintas a las de su familia.
El caso de Paula
Paula Martín-Mora es una de muchas madres que ha vivido esta distancia y ya no solo con un hijo, sino con los tres: Paula, Santiago y Jaime. «Cuando se va tu primer hijo te embarga una sensación de terror, pero nada que ver con la sensación que te queda cuando te quedas completamente sola», dice para El Debate. Y resalta la tristeza que le produce la distancia de sus seres más queridos, porque «es muy difícil controlar todas las cuestiones que te tienen en la cabeza».
Al principio se le vienen muchas preguntas a la cabeza, como les puede venir a cualquier madre: «¿Cómo le irá?, ¿Sabrá desenvolverse bien?, ¿Tendrá amigos buenos en los que apoyarse?». Controlar todas estas cuestiones no es sencillo. No obstante, Paula ha podido lidiar con todas y cada una de las dificultades que supone la separación, en parte gracias a las siguientes recomendaciones que ha seguido.
Claves para mantener la relación
Mantener una buena relación no es cuestión de cantidad de llamadas, sino de calidad en el vínculo. Establecer una pequeña rutina de comunicación –por ejemplo, una videollamada semanal los domingos por la tarde o un simple mensaje diario de «¿cómo va el día?»– puede marcar una gran diferencia. No se trata de controlar, sino de crear espacios para que el hijo o hija sepa que la familia sigue ahí.
También es positivo sorprender de vez en cuando: enviar un paquete con su comida favorita, o algún otro detalle que pueda romper con la rutina del estudiante, y recordarle su hogar de forma emocional. Y si ambos comparten alguna afición, como ver una serie o leer el mismo libro, se puede aprovechar eso como excusa para mantener un contacto natural para comentarlo.
Fechas clave para reencontrarse
Las fechas festivas se convierten en una oportunidad de oro para el reencuentro familiar. Fechas que pueden facilitar reuniones sin interrumpir el ritmo académico. Las fiestas locales como la Feria de Sevilla, o los puentes nacionales –como el del 12 de octubre, el 1 de noviembre o el del 1 mayo– aunque sean solo tres o cuatro días, permiten cambiar el entorno y compartir experiencias presenciales para mantener viva la cercanía.
La Navidad es, sin duda uno de los momentos más importantes: más allá de lo simbólico, es el período en que muchos regresan al hogar para estar con la familia, y claro está, la Semana Santa, otro momento ideal para planificar visitas o escapadas.
Como aprovechar el reencuentro
Cuando se produce el reencuentro, es recomendable planificar actividades que favorezcan el diálogo y el disfrute compartido. Cosas tan sencillas como cocinar juntos, visitar un lugar nuevo o pasear por su ciudad natal para mantener ese recuerdo de proximidad a su tierra, pueden resultar muy efectivas.
Las comidas son claramente el evento más recomendable y la principal acción que realizamos cuando se trata de juntarnos con nuestros familiares, ya que según un estudio de la revista científica Journal of Adolescence Health, comer en familia fortalece la convivencia y la unión emocional.
Otra excelente opción es el senderismo. Los expertos señalan que esta actividad, además de saludable, permite largas conversaciones sin distracciones tecnológicas, rodeados de naturaleza. Caminar juntos por un bosque, una montaña o una ruta costera es una forma sencilla pero profunda de reconectar.
Una reflexión para enmarcar
Nuestra protagonista, Paula, nos cuenta que con «fuerza y paciencia» los padres pueden aguardar el momento de juntarse de nuevo con sus hijos. Un tiempo en el que «te acuerdas del vértigo que sentiste cuando se iban y piensas en el dicho de 'ojos que no ven, corazón que no siente', porque están de nuevo contigo y no entienden que, en el fondo, nunca se van».