
María Solano presenta su libro 'Pantallas, qué remedio'
'Pantallas, qué remedio', el libro para reflexionar desde el optimismo sobre el reto de vivir en un mundo digital
Su autora, María Solano, periodista y profesora del CEU, lo presentó acompañada de Rosa Visiedo, rectora de la universidad; Alfonso Aguiló, presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza; y el periodista Matías Prats
La irrupción de las pantallas en todos los ámbitos de la vida ha abierto muchos debates sobre cuál debe ser el uso que les debemos dar. Cuál es la edad adecuada para dar a los niños o adolescentes un móvil; dispositivos móviles en las aulas, ¿sí o no?; dónde poner los límites; cuándo dejan de ser una herramienta útil para convertirse en un problema. Las preguntas son muchas, y es una cuestión que interpela a todos, pero especialmente cuando hablamos de las generaciones más jóvenes, aquellas que están creciendo o han nacido ya inmersos en el mundo digital y, por tanto, este tiene un impacto en su desarrollo.
En 'Pantallas, qué remedio' (Palabra, 2025), su autora, María Solano Altaba, que es periodista, profesora de la Universidad CEU San Pablo, directora de la revista Hacer Familia y madre, desgrana las claves para afrontar este reto, pero desde el optimismo, partiendo de la seguridad de que, en efecto, hay remedio, hay motivos para la esperanza, y solo hay que buscar el modo en el que gestionar cómo vivir en un entorno que es digital con pensamiento crítico, para evitar que las pantallas se conviertan en una verdadera adicción.
Se trata de un libro que, como explicó este martes su autora durante la presentación que tuvo lugar en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, pretende hacer reflexionar para «no caer en la pendiente deslizante». Porque el problema de las pantallas o de las tecnologías es que con ellas «nos vendieron una soluciones que nos acabaron enganchando a todos». Y es por ello que urge discernir en qué aspectos resulta útil y en qué puntos roba tiempo o perjudica la salud mental, sobre todo la de los más jóvenes, por ejemplo en lo que respecta al mundo de las redes sociales, o en qué medida en algunos casos supone recibir mucha información con un sesgo ideológico. Que son algunos de los puntos que se abordaron en la presentación.
En el acto, acompañaron a María Solano Rosa Visiedo, rectora de esta universidad, y Alfonso Aguiló, presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) y de la Fundación Arenales, y estuvo presentado por el periodista Matías Prats. Todos ellos coincidieron en señalar que la tecnología, las pantallas, son una realidad que ha venido para quedarse y que, por lo tanto, no se trata de vivir de espaldas a esa realidad, porque el mundo que nos rodea es digital, y aunque no hubiera pantallas en nuestra casa las habría fuera. La clave está en educar. Educar para el bien.
Alfonso Aguiló expresó que en su opinión las familias y la escuela «tienen mucho que decir sobre cómo educar en el uso de las pantallas». También Rosa Visiedo señaló que sería adecuado «poner límites» en función de las edades y hacer un esfuerzo en todos los niveles educativos, empezando por la familia, «para aprender a usar esas pantallas con responsabilidad» y a que los más jóvenes adopten «hábitos digitales saludables». Hay pantallas y «no podemos huir fácilmente de esa realidad», apuntó la autora del libro, pero es preciso aprender, y enseñar a los más pequeños, a que «el móvil no sea lo que ocupa todo mi tiempo disponible». «Tenemos que salvar a la siguiente generación», subrayó.
En algo en lo que también coincidieron es en que hay motivos para la esperanza, para pensar que hay solución a los problemas que se plantean por la presencia de las pantallas en nuestro día a día, que no está todo dicho ni perdido en este tema a la hora de educar a los hijos en un entorno digital. Y esa solución puede empezar, entre otras cosas, por el concepto al que alude María Solano de «hacer familia», por «establecer ámbitos en los que cualquiera pueda decir de todo» en casa, por ejemplo, juntos alrededor de una mesa durante la cena.