Los pediatras relacionan el consumo de porno en la adolescencia con la violencia sexual

El consumo de pornografía por parte de menores está relacionado con la comisión de delitos de violencia sexual, el ciberacoso y la creación de relaciones degradantes. Es la denuncia que ha hecho la Asociación Española de Pediatría (AEP) durante su Congreso Nacional, que estos días se celebra en Valencia.

Además, los miembros de la AEP han advertido de que el acceso a la pornografía entre los menores es tan frecuente que ya se ha convertido en la «fuente principal de información sexual entre adolescentes». Algo que «contribuye a perpetuar relaciones desiguales y degradantes», «aumenta la probabilidad de relaciones sin protección», incrementa el riesgo de «ser víctima de acoso cibernético» y de cometer o sufrir «violencia sexual».

Riesgos por los cuales la Asociación Española de Pediatría reclama «mecanismos de control más restrictivos» para evitar la posibilidad de que los menores accedan a contenidos pornográficos.

Riesgo para la infancia

La denuncia de los miembros de la AEP se sostienen en el estudio Consentimiento sexual en la adolescencia. Influencia del consumo de la 'nueva pornografía' en la toma de decisiones, que ha sido publicado este mismo año en la publicación científica de la AEP Anales de Pediatría.

La autora del estudio y vocal del Comité de Bioética de la AEP, la doctora Ester Barrios, señaló durante el Congreso que «la carencia de educación afectivo-sexual integral, centrada en identidad y orientación sexual, valores y respeto al otro; unido a la exposición temprana a la pornografía, que normaliza un trato ofensivo, vejatorio y con un consentimiento ausente, pone en riesgo a la infancia y adolescencia, que adquiere conocimientos y desarrolla conductas sexuales inapropiadas».

Programas de educación sexual ineficaz

A pesar de que España lleva décadas financiado cuantiosamente programas de educación sexual en el sistema público de educación –mediante talleres, jornadas, charlas e incluso contenidos curriculares en asignaturas como Educación para la ciudadanía–, el enfoque de estas medidas parece altamente ineficaz, pues la conducta sexual de los jóvenes españoles es cada vez más precoz, más violenta y más insegura, como demuestran los datos recogidos por diferentes instituciones públicas.

Así, la edad de inicio en las relaciones sexuales sigue disminuyendo cada año, y según los datos del Instituto de la Juventud, la media de inicio de las relaciones coitales en España se sitúa en los 16,2 años, mientras que la masturbación comienza en torno a los 12 años y la práctica del sexo oral a los 14,2 años.

En paralelo, el Centro Nacional de Epidemiología –dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación– ha alertado de que las enfermedades e infecciones de transmisión sexual siguen al alza, con cotas crecientes en todos los tramos de población tanto para hombres como para mujeres, incluida la población pediátrica (menores de 18) y juvenil (menores de 25).

Sífilis, clamidia y gonorrea a los 15 años

El último informe Vigilancia Epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual en España (con datos de 2023) revela que el 25,9 % de todos los casos de gonorrea se han detectado en menores de 25 años. En concreto, de los más de 8.910 casos de gonorrea registrados en esa franja de edad, 2.200 fueron diagnosticados en menores de entre 15 y 19 años, y 60 casos en adolescentes de menos de 15.

En el caso de la sífilis, el 11,6 % de los casos registrados en España ya afectan a menores de 25 años. En datos totales, en 2023, 197 adolescentes menores de 19 años (4 de ellos, menores de 15) se contagiaron de sífilis, y otros 1.067 de entre 20 y 24 años.

Más altas aún son las cifras de contagio de la clamidia, con un 35,8 % de los casos totales de España (13.217 contagiados) menores de 24 años: 102 menores de 15 años, 3.666, entre 15 y 19 años, y 9.449, entre los 20 y los 24 años.

La Asociación Española de Pediatría ha alertado de los riesgos asociados a esta «iniciación temprana» en las prácticas sexuales, aunque no obstante las evidencias y los datos registrados, la junta directiva de la AEP insiste en que se sigan aplicando y financiando «programas de educación sexual», que «no fomentan conductas sexuales precoces, sino que permiten tomar decisiones informadas y responsables».