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Los expertos recomiendan supervisar el teléfono hasta, al menos, los 16 años

Los expertos recomiendan supervisar el teléfono hasta, al menos, los 16 añosPixabay

¿Puedo supervisar el móvil de mis hijos? ¿Es mejor que le deje usar mi WhatsApp? Cuatro expertos responden

Antes de decir «sí» al móvil, con idea de tener a los hijos más controlados e integrados, es crucial entender los riesgos a los que se exponen, y tener en cuenta la madurez del niño... y de sus amigos

Llega el verano y muchas familias se enfrentan a esta escena: uno de los hijos, tal vez de 10 u 11 años, pide unirse al grupo de WhatsApp de sus amigos, «porque todos están ya allí», y como ya no se ven en clase, es la forma de enterarse de los planes. O bien son los propios padres quienes, por el miedo de no tener a sus hijos controlados cuando salen con sus pandillas de veraneo, les proponen llevar el móvil con su consiguiente WhatsApp instalado.

«La presión social para tener un móvil con WhatsApp desde una edad temprana es real», especialmente cuando «la edad media de uso del teléfono móvil en España se sitúa en los 10,84 años», explica un reciente análisis elaborado por cuatro expertos de la Universidad de Zaragoza y publicado en el portal especializado The Conversation.

Sin embargo, la cuestión merece ser pensada con detenimiento, porque la falsa idea de una «protección virtual» o de que el menor «se quedará excluido» pueden ser, en realidad, una puerta abierta hacia un peligro real o a dinámicas de exclusión y acoso.

Edad mínima vs edad recomendable

Las aplicaciones más populares entre los jóvenes, como WhatsApp, Instagram y TikTok, establecen una edad mínima de 13 años –edad que, en España, se espera que suba a los 16–, para registrarse como usuario. A pesar de ello, «muchos niños se registran antes de manera clandestina», alertan Ana Cebollero, Carmen Elboj, Pablo Bautista y Tatiana Íñiguez, autores del análisis.

Por eso, «antes de decidir si un niño debe usar WhatsApp por motivos prácticos o sociales, es fundamental evaluar si es la mejor alternativa a pesar de las buenas intenciones», explican los expertos. Porque la edad mínima legal no tiene por qué ser la edad recomendable.

Y plantean utilizar otras apps de mensajería enfocadas en la infancia, como Zigazoo o JusTalk Kids Messenger, «a través de las que se pueden reducir los numerosos riesgos para los menores dentro de WhatsApp y otras plataformas».

Riesgos sin supervisión parental

No sólo las noticias y la experiencia de numerosos adolescentes alertan de los riesgos asociados a estos entornos digitales.

Cada vez son más los estudios que señalan que «el uso de teléfonos móviles sin una supervisión parental cuidadosa aumenta el riesgo de acoso cibernético, uso problemático y conductas perjudiciales para el desarrollo social», argumentan los autores.

La influencia de sus amigos

De hecho, entre los 10 y los 16 años, los adolescentes «son particularmente vulnerables a la presión de grupo, a la impulsividad y a los riesgos para su autoestima», argumenta el equipo liderado por Cebollero.

Y de ahí que recomienden a los padres que no se dejen llevar por miedos, ni por la presión social, sino que «la decisión debe basarse en la madurez del menor, su autocontrol y su capacidad para manejar conflictos y rechazos, así como la influencia de sus amigos».

Supervisión activa, no espionaje

Para aquellos padres que, finalmente, decidan darle a su hijo un smartphone, a pesar de los riesgos que entraña, los expertos apuntan a los ya sabidos consejos generales: «Establecer reglas claras y consensuadas sobre el tiempo de uso y qué se puede compartir, con quién y cuándo», así como «enseñarles a no compartir información personal, fotos privadas o información sobre su ubicación o hábitos».

Pero, además, insisten en la necesidad de supervisar de forma activa la actividad digital de sus hijos, porque «supervisar no significa espiar». E insisten en que «la adolescencia es un período particularmente vulnerable, y por ello, conviene continuar con la supervisión, incluso de forma menos intrusiva, al menos hasta los 16 años».

Acceso a contraseñas y mensajes

De hecho, según el análisis publicado en The Conversation, a la luz de los datos recabados en diferentes estudios «se recomienda que los padres tengan acceso a las contraseñas y periódicamente revisen los mensajes», explicando con antelación «los motivos de esas revisiones y partiendo de una colaboración con el niño».

Y todo ello, a partir del pilar esencial y más importante: crear «una cultura familiar que priorice la comunicación presencial y el tiempo libre por encima de los intercambios virtuales».

Consejos para las familias

Los autores dan una serie de consejos a las familias. Y el primero es empezar a dejar que los niños formen parte de grupos pequeños —familiares o amigos cercanos— y, «según demuestre responsabilidad», permitir un acceso más amplio. Algo que refuerza la confianza y reduce riesgos.

Además, de los 13 a los 16 años, recomiendan:

Acompañamiento activo: «Conocer las actividades, amistades y preocupaciones del menor, mostrando afecto y apoyo. Los adultos deben estar presentes durante el acceso a internet y el uso de dispositivos, guiando y explicando los riesgos y buenas prácticas».Control de contenidos: «Filtrar y limitar el acceso a contenidos inapropiados, restringir la instalación de aplicaciones y la participación en redes sociales o grupos de mensajería».Establecer rutinas: «Pactar horarios y tiempos de uso, y fomentar actividades fuera de las pantallas».Educar en habilidades digitales: «Enseñar a identificar situaciones de riesgo y a pedir ayuda ante cualquier problema».

Permitir que un niño use WhatsApp o tenga móvil, a pesar de la presión social, no es un acto obligatorio, ni tampoco un gesto de confianza ciega, sino una oportunidad educativa. Con acompañamiento, formación en la libertad de espíritu y en pensamiento crítico, con supervisión continua y un buen ejemplo paterno, las familias pueden guiar a sus hijos para que el mundo digital complemente, sin sustituir, el auténtico mundo real.

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