Natalia de Santiago, autora de 'Invierte con poco'
Natalia de Santiago responde al dilema de la paga a los hijos: «sí, no, cuándo y cuánto»
¿Tenemos que dar paga a los hijos? ¿Desde cuándo? ¿Y con qué cantidad? La divulgadora financiera y madre de cinco hijas Natalia de Santiago responde para El Debate
El dinero no debería «aparecer milagrosamente» cada vez que un hijo pide un libro, unas zapatillas o un extra para ir al cine con sus amigos. Sin embargo, la paga tampoco debe convertirse en un cheque en blanco semanal, sin guía ni freno. Entonces, ¿dónde está el punto exacto y cuándo comenzar con ello?
Como sabemos que son muchos los padres que se preguntan si deben o no dar la paga a sus hijos, desde qué edad y con qué cantidad, El Debate ha presentado la cuestión a Natalia de Santiago, divulgadora financiera, autora de varios libros súper ventas como Invierte con poco o la saga infantojuvenil Money Academy, y madre de familia numerosa.
«Sí» a la paga
«Yo soy súper fan de la paga, porque al final lo que tú quieres, cuando educas, es preparar a tus hijos para la vida de adultos, cuando ya no vivan contigo, y aprender a gestionar bien su dinero va a ser un aspecto absolutamente determinante para su vida», explica.
La clave, dice, es que los niños entiendan que «los gastos y los ingresos no van siempre juntos». Así, con la paga «mimetizas el momento ‘nómina’: a ti te entra el dinero religiosamente –semanal o mensualmente– y tú aprendes a gestionártelo dentro del periodo, aunque al principio necesiten de nuestra ayuda».
Cuándo empezar y cada cuánto dar
El momento de empezar depende de cada niño, porque no todos tienen las mismas necesidades o inquietudes, pero De Santiago fija el inicio mínimo en el momento en que empiezan a saber sumar y restar, en torno a los seis años.
Para los más pequeños, propone arranque semanal: «Si empiezas con un niño muy pequeño, lo mejor es hacerlo semanalmente y con una cantidad muy pequeña, que sólo cubra chucherías. Y aprendes que si se te acaba, ya no hay más dinero para chuches».
Más adelante, propone ampliar los plazos: «Luego la amplías a un mes, y vas ampliando también el número de conceptos que pagan de su paga: ya no son sólo las chucherías, sino las salidas, algunos caprichos más caros, o cuando son más mayores, puedes meter el móvil e incluso la ropa».
¿Cuánto dar? Suficiente… pero poco
«La cantidad no tiene que ser tan poca que sea imposible de gestionar o cubrir los gastos, pero tampoco demasiada», indica. ¿Por qué? Porque el objetivo de la paga es «que haya por su parte un esfuerzo de administración».
De hecho, ella misma reconoce qué ha hecho con sus hijos: «Yo tiendo a darlas un poco cortas, porque exige más planificación y es más parecido a la vida real del 90% de las personas». Porque si es demasiado, no aprenden a priorizar; pero si es irrisoria, se frustra el aprendizaje.
Qué aprenden con la paga
«La paga es muy, muy útil y muy, muy formativa si se utiliza bien, porque normaliza las conversaciones sobre el dinero y corta la dinámica 'pido-me dan'», explica De Santiago.
Con una pequeña cantidad periódica, los hijos aprenden a esperar y a tener que decidir: elegir entre caprichos y necesidades, guardar para más adelante, prever picos de gasto –como las Navidades– y picos de ingreso –por ejemplo, en su cumpleaños–, etc.
En palabras de Natalia de Santiago, el objetivo no es «controlar» sino formar adultos que sepan vivir con límites y libertad: «La paga es una forma de enseñarles que los ingresos y los gastos no van siempre juntos, que el dinero no llega solo y que es necesario aprender a administrarlo para tener tranquilidad». Darla con método –y cariño– convierte la economía doméstica en escuela de vida.