Un niño leyendo
¿Sigue siendo útil que los niños sepan buscar en un diccionario?
Con los buscadores y ChatGPT al alcance de la mano, ¿aporta algo positivo aprender a buscar una palabra en un diccionario? Esto dice la ciencia
Irene López, psicóloga: «Premiar a los niños por sacar buenas notas no es recomendable, pero hay excepciones»
Tres definiciones con la «D», para que las adivinen los lectores. Primera: «Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia». ¿Qué puede ser? En efecto: «Duda». Segunda: «Controversia; discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas». ¿Respuesta? Exacto: «Debate». Por último, y de nuevo, con la «D»: «Repertorio en forma de libro o en soporte electrónico en el que se recogen, según un orden determinado, las palabras o expresiones de una o más lenguas, o de una materia concreta, acompañadas de su definición, equivalencia o explicación». Naturalmente, se trata de «diccionario».
Si traemos estos tres términos a colación es para preguntarnos una «duda», que está generando un «debate» entre padres y profesores: ¿sigue siendo necesario que los niños sepan usar un «diccionario», si las versiones digitales ya incorporan un buscador para escribir el término específico, y la IA puede aportar una respuesta rápida a cualquier duda lingüística?
Las opiniones son variadas, pero diferentes estudios científicos parecen aportar una respuesta inequívoca, que va más allá de la rapidez a la hora de encontrar el significado de una palabra concreta.
Mejora el vocabulario y la comprensión
Demos la respuesta sin acudir a la «manera de decir algo, valiéndose de términos o expresiones que no lo den a entender, sino indirectamente», es decir, sin «rodeos». Sí: aprender a usar el diccionario –en papel y digital– sigue siendo útil porque mejora el vocabulario, la ortografía y la comprensión.
Además, la evidencia disponible, según un estudio publicado en la Sage Journal, prioriza el uso de los diccionarios en papel, frente a sus versiones digitales, para entender mejor el significado de las palabras y «desbloquear» palabras nuevas.
Porque aunque el buscador responde en milisegundos, buscar en un diccionario sigue siendo una competencia de primer orden porque obliga a pensar el lenguaje (qué raíz tiene esta palabra, qué significa este prefijo, cuál es su categoría gramatical), y eso asienta el aprendizaje.
La arquitectura de las palabras
Según un análisis realizado por la Universidad de Valencia, con decenas de estudios escrutados, ha probado la ventaja del papel frente a pantalla para la comprensión lectora, especialmente cuando el texto exige esfuerzo cognitivo. Dicho de otro modo: cuando el reto es entender algo nuevo o complejo, el papel ayuda un poco más.
También la «arquitectura» de las palabras importa. La instrucción morfológica (raíces, prefijos, sufijos...) mejora el vocabulario, la comprensión y el pensamiento relacional; y enseñar a descomponer términos, según sus partes, acelera el aprendizaje de nuevos conceptos.
¿Y dónde se practica esto con naturalidad? En el diccionario, que obliga, entre otras cosas, a seguir mentalmente el orden alfabético, ubicar la entrada canónica de cada término (por ejemplo, «organizar» para entender o buscar «organización» o «desorganizado») y a seguir familias léxicas.
¿Diccionario en papel o digital?
Según el estudio de la Universidad de Valencia, la respuesta a si es mejor usar un diccionario en papel o uno digital, no es «o/o», sino «y/y», con prioridades por edad:
Primaria (6-12 años): Prioriza papel, afianza el orden alfabético, las raíces léxicas y mejora la atención sostenida. Además, el soporte físico reduce la tentación de «saltar» y mejora la comprensión del contexto.
ESO (12-16) y Bachillerato (16-18): combinar diccionarios en papel (familias de palabras, sinónimos/antónimos, etimología...) con diccionario digital, permite una mayor rapidez, posibilita escuchar las palabras y mejorar la pronunciación, y ofrece ejemplos y enlaces entre términos.
Así que sí: a la luz de los datos, sigue siendo útil y formativo que los niños sepan buscar en un diccionario, porque les da autonomía (para que no dependen del primer resultado del buscador), precisión (para elegir la acepción exacta), un vocabulario más profundo (que asienta familias lingüísticas y la morfología) y mejora su comprensión de textos.