La ausencia del padre genera severos perjuicios en las niñas
Estos son los cinco efectos de un padre ausente para la vida de las niñas
La figura del padre es esencial para el desarrollo equilibrado de los niños, y su ausencia deja un profundo impacto negativo que afecta de un modo especial a las hijas
Por más que cierta propaganda ideológica se empeñe en desterrar la figura del varón del ámbito familiar, la psicología contemporánea ha probado el doloroso efecto que tiene su ausencia para el correcto desarrollo afectivo y psicosocial de los niños.
Una ausencia que lastra de un modo particular a las niñas, y cuyos efectos perniciosos se proyectan a lo largo de los años.
El experto en comunicación y habitual divulgador de temas de paternidad Scott Gulbransen ha recopilado los cinco efectos principales que un padre ausente tiene en la vida de su hija. Con un matiz: la ausencia no tiene por qué significar el abandono del hogar, ni mucho menos que el padre haya fallecido: es casi igual de dañino que un padre vivo, y que forma parte de la familia, se desentienda del cuidado y la crianza de sus hijas.
1. Miedo al abandono
«La ausencia de una figura paterna puede infundir un profundo miedo al abandono», explica Gulbransen.
Así, cuando las hijas «carecen de una conexión sólida con sus padres, suelen buscar llenar ese vacío emocional en otras partes». «Llenarlo les parece tan importante que a veces no se dan cuenta de que lo están llenando con relaciones que resultan tóxicas. Pero, por miedo al abandono, a menudo harán lo que sea necesario para permanecer en esas relaciones», apunta.
2. Promiscuidad y vulnerabilidad
«Las investigaciones han demostrado que las hijas con padres ausentes tienden a tener más actividad sexual y a una edad más temprana», indica el experto en un artículo publicado en el portal especializado All Pro Dad.
En paralelo, «las niñas y los niños que inician su vida sexual a temprana edad tienen un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual (incluido el VIH/SIDA), embarazos inesperados y problemas de salud mental». Así, «la ausencia de un padre las lleva a anhelar la aceptación, lo que a menudo las lleva a buscar la intimidad física para llenar el vacío emocional», indica.
Un modo de expresar que las niñas con un padre ausente buscan en los brazos de otro hombre los abrazos que su padre no les dio.
3. Baja autoestima
Una autoestima sólida es esencial para un crecimiento emocional y social saludable. Sin embargo, «sin la presencia de su padre, las hijas pueden tener dificultades para desarrollar su autoestima, lo que resulta en malas decisiones, reveses académicos y relaciones perjudiciales con personas que las tratan mal», apunta, enlazando a diferentes investigaciones.
«Hasta que nuestras hijas no crean a través de nosotros que son valiosas, no se darán cuenta de que merecen un mejor trato», explica.
4. Ansiedad y celos
Gulbransen señala que «la combinación de abandono, baja autoestima y falta de conexión puede generar problemas emocionales como la ansiedad y los celos en las relaciones futuras». El motivo es que «la ausencia de apoyo emocional paterno las deja inseguras y con miedo a ser abandonadas de nuevo», lo que genera respuestas irreflexivas y, peor aún, la autoafirmación de sus miedos eligiendo varones infieles.
5. Escepticismo hacia los hombres
Por último, este divulgador especializado en paternidad y familia explica que «el vacío que crea un padre ausente fomenta una percepción negativa de los hombres» en su conjunto.
E indica que «la falta de confianza y apoyo emocional empaña su visión de los varones», algo que no sólo puede conducirlas a posturas ideológicas extremas sino también «dificultar que tengan relaciones sanas y buenas interacciones profesionales».
Así, Scott Gulbransen anima a todos los padres a reflexionar sobre los efectos de la ausencia paterna en la vida de sus hijas: «Es una experiencia transformadora, que refuerza el papel fundamental de los padres en la vida de nuestras hijas, para modelar su autoestima, su resiliencia emocional y su visión del mundo».
Y concluye: «Como padres, debemos esforzarnos por superar cualquier brecha, cultivando relaciones que capaciten y hagan más fuertes a nuestras hijas para afrontar los desafíos de la vida, con confianza, firmeza y ánimo».