Fundado en 1910
El riesgo de divorcio es un 40% mayor en las parejas que se van a vivir juntas antes de casarse

El riesgo de divorcio es un 40% mayor en las parejas que se van a vivir juntas antes de casarseGetty Images / iStock

Consultorio Familiar

Mi hijo se va a ir a vivir con su novia. ¿De verdad es mejor convivir antes de casarse?

El orientador, conferenciante, escritor y mediador familiar José María Contreras Luzón responde a las preguntas de los lectores de El Debate, en este caso, sobre la convivencia antes del matrimonio

Mi hijo me ha dicho que se va a ir a vivir con su novia. Para mí ha sido una sorpresa muy negativa, pero todo el mundo me dice que es lo normal para prevenir rupturas. Pero, ¿de verdad es mejor vivir juntos antes de casarse?

Desde hace tiempo, recibo correos asegurándome que la cohabitación es positiva y que las personas que se oponían a hacerlo lo hacían por cuestiones estrictamente religiosas.

Soy consciente de que, con quien no está dispuesto a escuchar para cambiar de opinión, como decía Julián Marías, es una pérdida de tiempo intentar convencerlo.

Pero, aun así, me parece muy necesario tener información sobre este tema. Hace poco leí un artículo de The Atlantic, que decía que, cuando se van a vivir juntos, hombres y mujeres no buscan lo mismo. Me permito citar algunos de los párrafos del análisis:

«Convivir juntos antes de casarse se ve como un paso previo para conocerse mejor y así evitar las uniones desafortunadas. Pero la cohabitación no está exenta de sorpresas: a menudo sucede que, cuando ellas deciden formalizar la unión después de haber cohabitado, ellos no tienen particular interés en comprometerse de por vida. Así lo revela un estudio realizado por dos sociólogos del think tank RAND Corporation».

«A partir de una muestra de 2.068 hombres y mujeres de 18 a 26 años, Michael Pollard y Kathleen M. Harris muestran que el nivel de compromiso de las parejas que cohabitan es menor que el de las casadas. Además, es más probable que tras meses o años de convivencia muchos varones sigan descartando un proyecto de vida en común permanente».

«El 41% de los hombres que cohabitan afirman que no están 'completamente comprometidos' con sus parejas, frente al 26% de las mujeres que declaran lo mismo. Entre los casados, estos porcentajes son mucho más bajos: el 18% entre los hombres y el 12% entre las mujeres».

«Las parejas de hecho son las que más negro ven el futuro: el 52% de los varones y el 39% de las mujeres que cohabitan tienen dudas de que su relación sea estable. Estos porcentajes bajan al 19%, tanto para hombres como para mujeres, entre los casados».

En el mismo artículo, un sociólogo estadounidense, Bradford Wilcox, le da tres claves a todas las parejas que, como su hijo, están pensando irse a vivir juntos antes de casarse.

La primera es hablar sobre el futuro. Y dice que «este consejo interesa especialmente a las mujeres, pues son ellas las que tienen más probabilidad de descubrir que su pareja puede no estar interesada en un futuro común».

Para muchos jóvenes «una relación larga de cohabitación puede ser un obstáculo antes que un paso previo al matrimonio o a la decisión de formar una familia», dice.

El segundo consejo es tener objetivos comunes, porque la cohabitación «sirve para fines muy variados (un paso previo al matrimonio, una alternativa a casarse, una forma de ahorrar en el alquiler, una fórmula cómoda para tener relaciones sexuales…)». Así que, con el tiempo, no es difícil que uno se encuentre la desagradable sorpresa de que «el otro no busque lo mismo en la relación».

Por último, Wilcox dice una cosa tremenda. Y es el riesgo de «deslizarse» hacia el matrimonio. «Hay algo peor que convivir con alguien que no sabe hacia dónde va, y es casarse con él», dice.

Wilcox dice una cosa tremenda. Y es el riesgo de «deslizarse» hacia el matrimonio. «Hay algo peor que convivir con alguien que no sabe hacia dónde va, y es casarse con él», dice.

Y cita una investigación de dos psicólogos, que muestra que «un problema frecuente entre las parejas que cohabitan es el de 'deslizarse' hacia el matrimonio, por la presión de la familia y los amigos o simplemente por inercia, en lugar de decidirlo conscientemente». Pero claro, como no comparten los mismos valores ni tienen el mismo sentido del compromiso, al final, estos nuevos matrimonios por inercia son mucho más propensos a divorciarse.

Con todo lo dicho, y según esa investigación, el riesgo de divorcio es un 40% mayor entre las parejas que cohabitan que entre las que se casan sin cohabitar. «El riesgo disminuye si se empieza a convivir con la meta clara del matrimonio, aunque es mayor que el de quienes fueron directamente al altar».

Como vemos, los resultados de esas investigaciones pueden ser útiles para tomar decisiones, y espero que le pueda servir a su hijo y a su novia.

Quizás el aumento de divorcios actual tenga que ver con lo que dicen estos estudios. Se dice que una decisión tiene que ver con dos variables: información y riesgo. A mayor información, menos riesgo.

Muchas veces se toma una decisión y no está uno dispuesto a considerarla seriamente, porque lo nuestro va a funcionar mal. Craso error. Y más si hablamos de algo tan serio como vivir juntos antes de casarse.

José María Contreras Luzón es escritor, conferenciante y asesor personal y familiar. Su email para consultas de pareja y familia es: conluz2000@gmail.com

Temas

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas