Llevaba unos meses alejado de las polémicas. Ernesto de Hannover ponía tierra de por medio tras la condena por agresión verbal y física en estado de ebriedad y comenzaba a buscar residencia definitiva en Madrid para estar más cerca de su hijo Christian, sus nietos y su nueva ilusión amorosa, Claudia Stilianopoulos.
Con esta ya protagonizó un altercado con la prensa en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. El aristócrata se encaró con los medios de comunicación, molesto de que estuvieran siguiéndoles.
Llegó a tal el enfado de Hannover que incluso profirió varios insultos a los periodistas, sin importarle el escándalo que estaba protagonizando a la vista de todos. «Eres tonto» fue lo más suave y educado que salió por su boca. Incluso les amenazó durante su ataque de ira.
Ahora un nuevo escándalo avergonzó a la hija de Pitita Ridruejo y a todos los que se encontraban en la zona de la Puerta de Alcalá. Hasta allí se trasladó la pareja para almorzar, ya que reúne varios restaurantes de moda. La prensa se enteró de su presencia y se congregó allí. Mientras la pareja caminaba, la redactora les saluda, algo que molestó y enfadó al Príncipe alemán, hasta el punto de que cogió una botella de una mesa cercana y empezó a amenazarlos con ella.
Como ya sucedió en el encontronazo del aeropuerto, fue Claudia, entre otros, quien le quitó la idea de la cabeza. Pese a ello, Ernesto siguió increpándolas. Sandra Aladro, responsable de la agencia de prensa para la que trabajan los periodistas, quiso aclarar que sus compañeros no habían molestado a la pareja durante la comida, respetando ese momento de su privacidad. «Sin ningún pudor, él se abalanza sobre la cámara para intentar quitársela. Es gracias al portero de un hotel y los camareros de los locales cercanos que se abalanzan a pararle los pies cuando el príncipe alemán desiste de su amenaza y su agresión».
Además apuntó que «bebió varias copas de vino tinto, además de varios cócteles como postre», algo que en el pasado ya le llevó a tener varios problemas con las autoridades. Sonados son sus ataques de ira con la prensa. Como ejemplo, el vivido meses antes de su boda con la princesa Carolina de Mónaco, cuando perdió un juicio contra un cámara de televisión al que agredió con un paraguas.
También sus borracheras o, como colofón, su detención en 2020 por amenazar a dos policías con un cuchillo y días después, por acercarse a una comisaría con un bate de béisbol para ajustar cuentas con esos mismos agentes de la ley. Terminó durmiendo en un psiquiátrico. Para el recuerdo también quedará el día que orinó en el pabellón turco de la Expo 2000.