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Dieciocho años han pasado ya de una de las bodas más fastuosas del panorama español. Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas contraían matrimonio el 7 de noviembre de 2004 en la pequeña capilla de San Estanislao de Cracovia, una de las más antiguas de la capital de la República Dominicana. Sellaban así una historia de amor silenciosa que se había gestado al calor de la intimidad de la aristocracia y a salvo de cualquier escrutinio público. Luis Alfonso de Borbón era uno de lo solteros de oro de la alta sociedad española y los rumores de noviazgo con distintas e hipotéticas parejas eran constantes.
Los negocios familiares le relacionaron de forma directa con Francisco Javier D’Agostino, de quien se hizo tan amigo que le invitó a su boda con Victoria, la hermana mayor de Margarita. Fue precisamente en este enlace donde la amistad entre ambos se convirtió en algo más. El duque de Anjou trabajaba como director en el Banco Occidental de Descuento, propiedad de Vargas. De hecho, dicen que en las oficinas de Caracas le llamaban 'el príncipe' –por ser el heredero al trono de Francia– y socios y clientes enviaban flores a su despacho cuando llegaba. No es extraño que conociera a la familia Vargas, incluidas sus hijas, en cuanto unió su destino profesional al de ellos, aunque entonces Margarita era aún demasiado joven.
En esa boda encajaron a la perfección no solo en los valores tradicionales en los que ambos se criaron, sino también en la tragedia. Luis Alfonso de Borbón tenía 9 años cuando sufrió un accidente de coche en el que perdió la vida su hermano Fran. Margarita y Victoria también perdieron al suyo cuando este tenía 18 años.
El duque de Cádiz no fue consciente al principio de la perdida de su hijo mayor, ya que se encontraba en coma en la UVI, donde permaneció varias semanas debatiéndose entre la vida y la muerte. El menos afectado fue Luis Alfonso, que esta semana pasada ha sido padre de su cuarto hijo, y milagrosamente tan sólo sufrió una conmoción cerebral.
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Según ha confesado la propia Carmen Martínez-Bordiú, cuando su hijo falleció, su dolor fue tan inmenso que se secaron sus ojos y no fue capaz de derramar una sola lagrima. No le llegó a ver en la UVI, porque su madre, Carmen Franco, le dijo que era mejor que le recordara en vida.
Viajes de ida y vuelta Madrid-Caracas hicieron que su historia de amor se afianzase hasta la boda en 2004, con vestido de Vittorio y Luchino y frente a 1.500 invitados. La pareja decidió instalarse en Venezuela hasta 2010, cuando toda la familia se mudó Madrid, desde donde Luis Alfonso continúa ligado al Banco Occidental de Descuento, ahora como vicepresidente y donde desde 2018 preside el patronato de la Fundación Nacional Francisco Franco. Los Borbón Vargas viven en una casa en la famosa urbanización de lujo de La Finca, en Madrid.
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