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16 de mayo de 2024

Prince Albert II of Monaco with his wife Princess Charlene and Princess Caroline arrives at the " Red Cross Gala " in Monaco on Friday, August 2, 2013

El Príncipe Alberto, siempre flanqueando a ambasGTRES

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La eterna rivalidad de Charlene y Carolina de Mónaco

Un entorno de palacio repleto de envidias que comenzó con la llegada de la sudafricana a la vida del Príncipe Alberto

Los que siguen la saga de la realeza monegasca lo saben bien: ver a la mujer y la hermana del Príncipe Alberto de Mónaco en un mismo evento es una rareza. Las dos siempre han organizado sus compromisos públicos para mantenerse alejadas la una de la otra. ¿Qué ha cambiado, entonces, para que aparecieran juntas por primera vez en varios años?
La ocasión es importante. En 2023, se cumplen 100 años del nacimiento del Príncipe Rainiero y Mónaco se prepara para conmemorarlo con varias fiestas y celebraciones, siendo el primero de todos el que reunió a los Grimaldi ayer. Bajo la dirección de la Princesa Estefanía y con un emocionado Príncipe Alberto presentaron qué eventos se iban a llevar a cabo para recordar la memoria del monarca.
Claro que la actitud de las cuñadas eclipsó por completo el resto. Se especuló sobre la posibilidad de que Charlene ni siquiera participase en los eventos del centenario debido a su lenta recuperación tras sufrir una infección otorrinolaringológica que la mantuvo alejada del Principado algo más de un año.
Siguiendo a su marido y en un discreto segundo plano, Charlene intentó no dominar la presencia de ninguno de los Grimaldi que llegaron inmediatamente después que ella: Carolina de Mónaco y los hijos de Estefanía: Camille Gottlieb y Louis Ducruet. Fueron estos los que sirvieron de escudo entre las dos princesas, que no intercambiaron ninguna mirada –y menos aún palabras– en todo el evento.
Algo que sucede desde que la sudafricana llegase a palacio. Cuando su mirada se encontró con la de él, Charlene de Mónaco derritió el corazón del Príncipe Alberto como una sirena descansando en su Roca. Precisamente, la nadadora sudafricana asistía a una competición de natación en Mónaco el día que conoció al que ahora es su marido. Si el hijo de Grace Kelly y Rainiero III de Mónaco tardó mucho en pedir la mano de Charlène Wittstock, es por varios motivos. Obviamente, buscaba convencerse de los sentimientos que tenía por él, pero también estaba pensando en una forma eficaz de hacer que fuera aceptada por sus dos hermanas.
Con Estefanía, la más joven del clan Grimaldi, la corriente pasó bastante rápido: compartían una pasión común por el gusto por el ejercicio físico y el rechazo de cualquier sofisticación excesiva. Con la mayor de la familia, Caroline de Mónaco, la tarea fue quizás un poco más dura. Y por una buena razón, después de todas las dificultades por las que pasó, rápidamente se estableció como líder del clan. ¿Tal vez ella también tenía miedo de ser eclipsada?
Todos apuntan a que habría vivido muy mal la llegada de Charlene de Mónaco al principado. No solo por quedar relegada a un segundo plano, sino porque, antes de la llegada de Jacques y Gabriella, el trono recaería en ella en caso de fallecimiento de su hermano. Sin dar un nombre, la excampeona olímpica le había confiado a un amigo que «Mónaco es un pueblo poblado de tiburones y víboras». Es difícil saber si, a día de hoy, las tensiones entre los cabezas de cartel monegascos han disminuido o no.
Parecía que sí cuando Carolina de Mónaco adoptó el papel de sustituta cuando Charlene se alejó de la monarquía por sus problemas de salud. Asumió gran parte de las tareas de representación en el Principado de Mónaco, junto a su hermana, Estefanía y sus hijos y sobrinos. Una función que no le era extraña, dado que tanto en vida de su padre como hasta la llegada de Charlene, era ella la que suplía con maestría esta tarea.
Sin embargo, su esperado regreso puede que las haya alejado de la línea amable que hasta ahora seguían. Especialmente por las fuentes que apuntan a que Carolina no ve a la Princesa sudafricana digna sucesora de la corona monegasca.
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