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20 de abril de 2024

Unas líneasEduardo de Rivas

Shakira y Piqué: la culpa la tuvo Iniesta

A Piqué le gustaba más marcar fuera de casa que hacerlo en el Bernabéu y Shakira terminó rabiosa. Aquello era una tortura y lo avisó, lo anunció y al final renunció

Actualizada 18:00

Contigo empezó todo. Igual que Piqué se acordaba de Kevin Roldán en aquella celebración de un título de Liga, hoy Shakira podría hacer lo mismo con Iniesta. Un invitado inesperado en esta ruptura tan mediática. El de Fuentealbilla tuvo la culpa de todo. Si no hubiera marcado aquel gol que celebró toda España, la selección no habría ganado el Mundial y Piqué no habría estado juguetón, no habría tenido la noche para fiestas. Bailar el waka waka con Shakira no habría estado entre sus prioridades y, claramente, aquella chica que entonces bailaba al son de Shakira con 9 años hoy no tendría una canción en su honor.
En 2010 Shakira era bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda. Y quedó prendida de Piqué y de su barbita. Qué cosa más bonita, decía. Qué boca más redondita. Tartamudeaba al hablar de él. Me ena… me enamoré. Tanto que dejó de ser del Espanyol, renegó de que le gustaba más el blanco y pasó del quédate en Madrid a mudarse a Barcelona. Se lo tiene ganado, piensa más de uno.
Doce años tardó en darse cuenta. A Piqué le gustaba incluso más marcar fuera de casa que hacerlo en el Bernabéu y Shakira terminó rabiosa. Estar así era una tortura y lo avisó, lo anunció y al final renunció. Ni más negocios sucios, ni líos con Hacienda ni comidas de domingo con la suegra.
La historia se apagó como las cuerdas vocales de ella y la separación fue más mediática que la de la Infanta Cristina y Urdangarin. Piqué cambió un Ferrari por un Twingo, un Rolex por Casio, una mujer diez años mayor por otra doce años menor que todavía saltaba a la comba cuando él debutó en el Camp Nou.
A partir de ahí Shakira se vistió de Rosalía. Se sintió despechá y empezó a sacar los trapos sucios a base de ritmo, salpique a quien salpique. Felicitó por todo lo alto a su marido por su actuación y le recordó aquello que cantaba allá por 1998 cuando Piqué aún no había ni salido de la Masía: si te vas y me cambias por esa bruja, pedazo de cuero, no vuelvas nunca más.
Shakira tardó, pero tuvo suerte de tener las piernas firmes para correr si un día hacía falta y poder huir de él. Ahora será a otro a quien le diga aquello de contigo, mi vida, quiero vivir la vida. Quizás se lo diga a sus hijos, en los que parece que nadie pensó antes de airear este espectáculo. ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?
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