Miguel Urdangarin, a la salida de la cena en honor a Constantino de Grecia
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Miguel Urdangarin, el sobrino más desconocido de Felipe VI
El ahijado del Rey mantiene un perfil bajo estudiando Ciencias del Mar en Londres
El reciente funeral de Constantino de Grecia en la catedral metropolitana de Atenas reunió a gran parte de todas las Casas Reales europeas. En el caso español, la representación estaba compuesta por los tres hijos de Doña Sofía y todos sus nietos a excepción de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, que no pudieron acudir por ser las únicas que aún están escolarizadas.
Entre todos los asistentes, destacaron especialmente los cuatro hijos de la Infanta Cristina y no solo por haberse enfrentado a su año más difícil tras la separación de sus padres. Fue Pablo Nicolás quien, a lo largo de este año, ha tomado un papel más activo y se convirtió en una especie de portavoz de la familia. Sin embargo, no fue este el que despertó la curiosidad, sino sus hermanos Irene y Miguel.
La primera, por su destacado cambio que la podría convertir en el reemplazo definitivo de Victoria Federica como influencer, y el segundo, por un cariñoso gesto que dedicó a su madre. Sin importar que las cámaras estuviesen pendientes de ellos, Miguel le tomó la mano a la Infanta Cristina y la besó, en un tierno momento de amor hacia ella.
De los cuatro hijos de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Miguel es el más desconocido. Pocas imágenes se tienen de él en los últimos años dada su distancia física con España. El joven de ahora 23 años cambió Barcelona por Ginebra cuando su padre se vio envuelto en el caso Nóos.
Allí terminó su etapa escolar, donde destacó especialmente en el terreno musical. Siempre se le ha descrito como muy buen estudiante, aplicado y educado, lo que le llevó a aprender a tocar el piano a una edad bastante temprana. La periodista Silvia Taulés explica en Vanitatis: «Aprendió a tocar el piano en el colegio. Muchos recuerdan aún hoy a sus padres en el auditorio del Liceo Francés viendo a su hijo actuar. Las clases las retomó en Ginebra cuando se mudó la familia y allí se repetía la escena, casi romántica, del niño al teclado y los padres admirados. Además, siempre fue bueno en mates».
Noveno en la línea de sucesión, sus veranos en Mallorca practicando vela, surf y esquí acuático hicieron que se decantase por Ciencias del Mar, donde estudia todo lo relacionado con los procesos físicos del mar. Lejos de lo que hubiese sido lo común, se trasladó a Londres, una ciudad sin costa, para llevar a cabo estos estudios. Vive, por tanto, en el mismo país que su prima, la Princesa Leonor, pero no consta que ninguno de los dos haya recorrido los 300 kilómetros que separan la capital del internado galés en el que estudia la futura Reina.
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