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17 de mayo de 2024

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El video de la confesión de Daniel Sancho: «Él me dijo que yo era suyo»

Se hace público el video de la reconstrucción del crimen de Edwin Arrieta. En las imágenes se ve a Daniel Sancho representar el asesinato

Los responsables de la investigación del crimen de Edwin Arrieta, como se hace en España, grabaron en video la confesión de Daniel Sancho. Lo hicieron mientras reconstruían el crimen en el lugar donde se produjo, el bungaló alquilado por el hijo de Rodolfo Sancho. En la puerta del apartamento, figuraba el nombre de Daniel.
Ya en el interior explicó a los agentes que Edwin estaba de pie y él sentado: «Hablamos de varias cosas (...) Él me dijo que quería sexo y yo le respondí que ya no quería hacerlo más. El me contestó que yo era suyo. Entonces, me levanté, di un paso para atrás y le fi un puñetazo». La confesión se ha podido ver en el programa de Sónsoles Ónega en Antena 3.
En el video se observa como Daniel Sancho hace el gesto de dar un puñetazo. Los agentes quieren más realismo y entonces le quitan las esposas para que pueda representar con mayor exactitud el momento del crimen. «Empezó a gritarme y yo a levantar la voz, entonces yo me levanté, él dio unos pasos para atrás y boom», explica en el video al tiempo que lanzaba el puño izquierdo contra la cara de Edwin Arrieta. Señala que el puñetazo lo da debajo de la oreja, al final de la mandíbula y concluye: «Y él se cayó al suelo».
El relato continúa. Según la versión de Sancho, Edwin le mordió en la mano: «Yo le agarré la cabeza con las dos manos y lo lancé contra la pared. Se golpeó y en unos minutos empezó a salir mucha sangre. Todo el suelo lleno de sangre». Durante la reconstrucción un agente hace de víctima y comenta entre risas: «Tiene mucha fuerza», refiriéndose a Daniel Sancho.
Después de ver la sangre, «me quedé ahí dando vueltas. Estuve durante dos horas», explica. Se entiende que pensando en qué hacer. Finalmente optó por esconder su crimen. «Arrastré el cadáver dentro de la ducha», asegura mientras coge al policía por las dos piernas y lo traslada. «Lo metí dentro de la cucha con la cabeza en el desagüe y usé la manguera con agua caliente para que no coagulase la sangre». La idea era limpiar la sangre. Después «fui a por las bolsas, el machete y la sierra», explica Daniel Sancho con aparente tranquilidad. «Luego le di la vuelta en la ducha y le puse boca abajo, le quité la cartera y el reloj y le corte la mano izquierda».
Le dan un cuchillo para que haga el gesto de cómo le seccionó la mano a Edwin Arrieta y Daniel se revuelve: «¿Es realmente necesario?», pregunta. Los agentes le dicen que no. «Luego le corté por el codo y después.. uff», concluye sin querer entrar al detalle de cómo desmembró al cirujano.

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