
Bárbara Mirjan Aliende y Cayetano Martínez de Irujo, en una imagen de archivo
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La historia detrás de 'La Rusa', la tiara de la Casa de Alba que no podrá lucir Bárbara Mirjan en su boda
«Era una joya muy querida y simbólica para la Casa y para mí», llegó a confesar Cayetana en sus memorias
La tiara «La Rusa», que ha sido uno de los símbolos más emblemáticos de la familia Alba desde siempre, fue utilizada por última vez en una boda de la Casa de Alba por Matilde Solís, madre de Fernando y Carlos Fitz-James Stuart, el 18 de junio de 1988, cuando contrajo matrimonio con Carlos Fitz-James Stuart.
La ceremonia tuvo lugar en el altar mayor de la Catedral de Sevilla, reservado solo para la realeza y la alta nobleza. Más de 2.000 personas asistieron a la ceremonia a la que el entonces duque de Alba apareció en uniforme de maestrante de Caballería, y la novia con un vestido romántico confeccionado en organza natural y seda india por el diseñador José María Cerezal.
La tiara «La Rusa» que Matilde lució ese día es un elegante ejemplar de brillantes y platino, inspirado en los tradicionales tocados rusos Kokoshnik. Su diseño geométrico consta de cinco aros incompletos decorados con otros aros concéntricos, más un aro central completo. Los diamantes, de talla antigua y brillante, están engastados de manera que resalta un solitario en el centro. De hecho, una de las particularidades es su exclusividad. No existen otras tiaras de similares características dentro de la colección de la familia. Su elegancia y singularidad la hacen destacar en cada aparición pública de la familia aristocrática.
La joya fue heredada por Cayetana de su abuela materna, María del Rosario de Gurtubay, duquesa de Híjar. Otros historiadores sugieren que la tiara pudo haber sido un obsequio de los zares rusos a la duquesa de Alba en un contexto de estrechos lazos entre la nobleza española y rusa en la época y después de haber pasado por las manos de la madre del zar Nicolás II, María Fiodorovna.
Sea como fuere, lo cierto es que la tiara fue encargada a la joyería Ansorena, conocida por sus diseños de diademas similares. Fue María del Rosario de Gurtubay quien se la prestó a dos de sus nueras: María de Hohenlohe-Langeburg, princesa de la Santísima Trinidad, cuando se casó con Alfonso Martínez de Irujo, y la mencionada Matilde Solís.
Aunque «La Rusa» fue un accesorio favorito de Cayetana, ya no pertenece a la familia de los Alba. En la década de los noventa, la duquesa decidió venderla para financiar la compra de un caballo, Gigoló, para su hijo Cayetano, quien lo utilizó en competiciones de salto ecuestre, incluyendo los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
La joya fue adquirida por la joyería neoyorkina Joseph Saidian & Sons por 200.000 euros. En 2022, la tiara salió a subasta por 2.5 millones de euros a través de la joyería M.S. Rau Jewels, situada en Nueva Orleans. Sin embargo, en 2015, la familia Saidian, originaria de Irán y radicada en Nueva York, adquirió la pieza y la mantuvo en una caja fuerte en Manhattan.
A pesar de los intentos de venta, la pieza no fue adquirida y, eventualmente, fue retirada del mercado. Según declaraciones de Ariel Saidian, la familia decidió conservarla en su colección privada debido a su valor histórico y prestigio. «Queremos conservar una pieza histórica como esta en nuestra colección privada y personal», explicó a Vanity Fair en su día. «Es como los marchantes de arte, que apartan y guardan para sí mismos algunas de las mejores obras que han comprado a lo largo de su vida».