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Kike Sarasola

Kike Sarasola, en una imagen de archivo

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Sarasola vuelve a tocar la cima del éxito: «Nadie me ha pedido perdón por los insultos de Pablo Iglesias»

Abre hotel en Roma en la semana que la ciudad despide al Papa

El empresario Kike Sarasola estrena oficinas en Madrid y hotel en Roma, la misma semana que la ciudad se prepara para despedir al Papa. Llega a la cita con un gorro de lana «como soy calvo siempre tengo frío en la cabeza» y en mitad de la entrevista, atiende una llamada relacionada con su hijo. Los empresarios de éxito también concilian.

El creador de la cadena hotelera Room Mate es como si tuviera 33 amigos viviendo en diez ciudades europeas. Ve un edificio y piensa en quién puede vivir allí. Imagina que Luca es bohemio, vive entre el pasado y el presente. No sale mucho de casa pero cuando lo hace vive una vida sofisticada, entonces, contrata al diseñador Luis García Fraile o a Patricia Urquiola y crean a Luca. De esta forma, cuando te alojas en uno de sus hoteles urbanos, es como si estuvieras en casa de tu amigo Luca, Alma o Isabella.

Sarasola fue jinete olímpico y ahora empresario «he sabido caer y volver a levantarme. He sido la mejor persona del mundo, por haber prestado trece hoteles en pandemia, y luego, el peor corrupto por regalarle un apartamento a Isabel Díaz Ayuso, pero hay dos palabras que odio; éxito y fracaso porque son efímeras». Un lema que practica en su propia vida personal. En mayo de 2023, Kike Sarasola y Carlos Marrero, se separaban después de treinta años de relación y dos hijos en común. La noticia fue una sorpresa. Pues bien, esto se ha acabado. Cayeron y se han levantado

– ¿Y le regaló un apartamento a la presidenta Díaz Ayuso?

– Qué le voy a regalar. Luego se ha demostrado que no fue así pero nadie me quita lo que me insultó Pablo Iglesias en el Congreso. Y todavía hay gente que me la sigue guardando. Nadie me ha pedido perdón.

– ¿Cuánto tiempo recibió insultos de Pablo Iglesias, en su calidad de vicepresidente del Gobierno?

Cuatro meses, todo el tiempo que la presidenta de la Comunidad de Madrid estuvo allí. Yo, por la ley de protección de datos, no puedo dar datos de mis clientes. Más tarde se hizo público que había pagado, ella misma de su dinero la factura, y que no fue ningún regalo. Le hice un precio pero yo los hoteles los tenía vacíos en pandemía.

– ¿Y qué trato tiene ahora con la presidenta de la Comunidad de Madrid?

– No tengo trato, si yo no la conocía cuando yo le alquilé el apartamento. Más tarde la conocí y me parece una mujer fantástica. Madrid lo hizo fenomenal, no como Barcelona con la señora Colau que lo hizo fatal. Ahora ya se están recuperando, gracias a Dios.

– Esa experiencia le habrá servido para consolar a su amiga Naty Abascal.

– Hace un par de semanas he estado con ella en Roma. Naty estuvo visitándonos a su amigo Valentino y a mí y hemos estado juntos en El Vaticano. Ha sido un horror cómo han tratado al pobre Luis y se ha hecho justicia. Para Naty ha sido un horror porque lo mío fueron cuatro meses, pero lo de Luis han sido tres años. Así que en Roma lo hemos celebrado porque Naty ha sufrido y yo soy leal a mis amigos.

– Un favor, ¿dígame qué hace para parecer un chaval con 60 años?

– Me cuido muchísimo, me pongo siempre protección solar. Yo me hago de todo. Me he puesto vitaminas y me hago tratamientos de oxigenación y de todo. Me cuido, primero por mi y también porque he tenido hijos siendo mayor y lo que no quiero es parecer el abuelo de mis niños.

– ¿Tiene dos hijos y cuántos «amigos» hoteles?

– Treinta y tres. El último, Mía, lo acabo de abrir en Roma, donde ya tengo otros dos y quiero llegar a 100 porque es una cifra redonda y muy bonita.

– Son pequeñas embajadas españolas, con jamón ibérico y queso manchego en el mini bar.

– Sí, así es, eso fue una idea de Miguel Bosé pero se caducaban enseguida y en el COVID lo paramos. Ahora tenemos 33 pequeñas embajadas como tu dices porque mis hoteles son como si fuera un amigo que tienes en ese lugar.

– ¿Usted es de turismo barato y mucho o selectivo y poco?

– No podemos quedarnos en vender solo la paella y el pescaito. Estoy de acuerdo en buscar el cliente de un alto poder adquisitivo, que quiere gastronomía, cultura, campos de golf o paisajes naturales y con poder adquisitivo, pero también tiene que haber turismo de mochila. Yo estoy en el lujo asequible. Dormir, ducharte y desayunar en el centro de la ciudad rodeado de buen diseño.

– ¿Caerse y levantarse no está reconocido en España como mérito?

– Ha sido duro. Me arruiné y me divorcié al mismo tiempo. Yo empecé de cero y monté mi empresa. Me arruiné y me separé, pero al día siguiente me levanté y encontré un fondo de inversión americano. En Estados Unidos como no vean que has fracasado no te creen porque valoran que hayas vivido esa experiencia. Allí es un plus.

– Eso de caer y levantarse, me recuerda que fue invitado a la boda de Tamara Falco. Ella también se separó y volvió.

– Sí, allí estuve. Es que dar una segunda oportunidad es bueno. Todo el mundo se merece una segunda oportunidad. Yo también he vuelto con Carlos. Es el hombre de mi vida, nos separamos por el COVID y las circunstancias, pero hay que pelear por lo que se quiere.

– Pero ahora tiene que conciliar desde otra ciudad.

– Sí, desde hace año y medio vivo en Roma pero viajando constantemente a Madrid porque Carlos y el niño están en España y la niña en un internado suizo. En Italia todavía hay mucho mercado y desde que vivo allí surgen más oportunidades, pero eso no impide de pueda atender también a mi familia.

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