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Farah Diba

Farah Diba, en la boda de su nieta Iman y Bradley ShermanRedes sociales

La reaparición de la emperatriz Farah Diba en la boda de su nieta en París

La conocida como la Ciudad de la Luz se convirtió en escenario de un cuento de hadas al unir en matrimonio a Iman Pahlavi y Bradley Sherman

París volvió a convertirse en escenario de cuento con el enlace religioso de Iman Pahlavi, nieta de la mítica Farah Diba, y Bradley Sherman, cerebro tecnológico de origen estadounidense. Después de rubricar su matrimonio en el registro de Manhattan hace apenas un mes, la pareja desplegó toda la artillería nupcial rodeada de un centenar largo de invitados.

La novia, nieta del sha de Persia y una de hijas del príncipe heredero, Reza Pahlavi, deslumbró con tres cambios de vestuario, todos ellos obra de Elie Saab. Su primer look combinó un vestido de encaje floral de falda voluminosa y cuerpo entallado con un ingenioso mecanismo: al desabrochar dos corchetes, el escote barco se transformaba en un pronunciado «V», metáfora perfecta de la dualidad entre la princesa exiliada y la millennial cosmopolita. Sin tiara —un guiño a la nueva realeza que reniega del protocolo estricto—, Iman lució un semirrecogido romántico, velo etéreo y pendientes de aro XXL que acapararon más flashes que muchos museos parisinos.

Avanzada la noche, la novia reapareció con dos cambios más: primero un «column dress» de pedrería que brillaba bajo los candelabros, ideal para la ronda de brindis de champán; después, un corsé palabra de honor en tul transparente, bordado con microcuentas, que dejó a más de uno sin postre. Complemento estrella: gargantilla de diamantes y perlas escoltada por coleta alta estilo red-carpet. Y gracias a las redes sociales—desde los Stories de Instagram—hemos podido cotillear en tiempo real cada cambio de look y algunas instantáneas exclusivas de la celebración.

Boda de Iman y Bradley

Boda de Iman y Bradley

Los salones se decoraron de forma sencilla con mantos blancos, peonías y algún que otro homenaje a Irán sin caer en clichés. Curiosamente, Iman jamás ha vivido allí y quizá ni lo haya visitado. Su familia se exilió tras la Revolución Islámica de 1979, y ella y sus hermanas, Noor y Farah, nacieron en Washington en los años noventa. Entre selfies controlados, llamó la atención la presencia de la emperatriz Farah Diba, de 86 años: impecable y joven, lució un traje rosa bebé con bordados florales y posó junto a su nieta y otros invitados. Farah Diba fue la última emperatriz de Irán, tercera esposa de Mohammad Reza Pahlevi y madre de su único hijo varón.

Iman y Brad se conocieron en 2017 por medio de un primo de la princesa. Se reencontraron tras un accidente de esquí de ella y, en pleno confinamiento, decidieron convivir en Maryland. La prueba fue tan exitosa que, un verano después, él se arrodilló en una playa de Florida.

Detrás de la fastuosa celebración late la cruda realidad de la dinastía Pahlavi: tras el exilio de 1979 sobreviven solo dos de los cuatro hijos del sha y la emperatriz. Farah Diba y su primogénito Reza siguen llevando la voz cantante, mientras Farahnaz prefiere la sombra. Sin embargo, Iman ha demostrado con su enlace que la familia aún conserva una poderosa impronta cultural y emocional que trasciende fronteras.

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