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Eduardo Madina

Eduardo Madina

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La vida actual de Eduardo Madina alejado de la política y felizmente casado

Sobrevivió a un atentado de ETA, es padre de familia, trabaja en el sector privado y encuentra refugio en los vinilos de Leonard Cohen

En los pasillos del PSOE vuelve a circular una vieja pregunta que hoy suena más incómoda que nunca: ¿qué habría pasado si Eduardo Madina hubiese ganado aquellas primarias de 2014? La historia —y ahora también la sospecha— apunta a que aquella derrota pudo no ser limpia.

Según las revelaciones derivadas del caso Koldo, Santos Cerdán —recién dimitido número tres del partido— habría instruido a su colaborador más cercano para «meter una o dos papeletas más» a favor de Pedro Sánchez. El oponente más directo en aquella contienda fue Madina, y desde entonces —como tantas veces en su vida— ha optado por el silencio. No ha dicho una palabra.

Nacido en Bilbao en 1976, Eduardo Madina tiene hoy 48 años. Es hijo único de una familia vasca marcada por la conciencia obrera. Su padre fue dirigente de UGT en Euskadi; su abuelo, minero. Creció entre conversaciones políticas y tostadas de pan en casa de su abuela paterna en Ortuella, donde pasaba los fines de semana. De esa infancia de afectos familiares sencillos y olores imborrables nace parte de su templanza. «Me hubiera gustado tener hermanos. Esa soledad la supe llenar con el deporte, la música y la política», explicó tiempo después en El Faro, el programa de Mara Torres en la SER.

Con solo 17 años se afilió a las Juventudes Socialistas de Euskadi. A los 24 ya era concejal en Sestao. Se licenció en Historia Contemporánea por la Universidad de Deusto y amplió estudios con un máster en Integración Europea, especializándose en Relaciones Internacionales.

Su carrera fue meteórica: asesor en el Parlamento Europeo, profesor asociado en la Universidad Carlos III, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso. En 2012 fue incluido por el Foro de Davos entre los 192 jóvenes más influyentes del mundo. Pero en 2014, cuando todo apuntaba a que sería el nuevo líder del PSOE, perdió las primarias. Lo hizo frente a Sánchez, entonces un desconocido que venía de las bases. El aparato estaba con él, con Madina. Incluso Trinidad Jiménez —amiga de ambos y quien lo casó con su actual esposa— reconoció públicamente el dilema. Hoy, con la sombra del pucherazo planeando sobre aquel proceso, algunos se preguntan si aquel giro cambió no solo la historia del partido, sino la del país.

El político Eduardo Madina durante las elecciones primarias para la Secretaría General del PSOE en Madrid

El político Eduardo Madina durante las elecciones primarias para la Secretaría General del PSOE en MadridGTRES

Sobrevivió a una bomba de ETA

Pero si hay un punto de inflexión en la biografía del socialista vasco, ese es el atentado que sufrió el 19 de febrero de 2002. Tenía 26 años y se dirigía a su trabajo en Sestao cuando una bomba lapa colocada por ETA estalló bajo su coche. No llevaba escolta. La explosión le provocó la amputación parcial de la pierna izquierda, además de graves heridas en las manos y en el pecho. En aquel momento, compaginaba su carrera política con el voleibol, deporte que practicaba desde los 13 años, y en el que destacaba como jugador en el equipo UPV Bizkaia, en primera división. Tuvo que abandonar las pistas, pero no la vida pública.

La experiencia no lo radicalizó. Al contrario, reforzó su convicción de que solo el diálogo puede desarmar al odio. Participó en el documental La pelota vasca. La piel contra la piedra, de Julio Medem, donde defendía con firmeza la vía pacífica para acabar con el terror. Esa postura le valió críticas y ataques durante años, pero nunca se desvió de sus principios.

El atentado lo obligó a reconstruirse: física, emocional e íntimamente. «Lo más difícil no fue el dolor, sino imaginar cómo explicárselo algún día a mi hijo», diría más adelante. Ese hijo se llama Unax, fruto de su matrimonio con Paloma Villa.

Fan de Supersubmarina

Desde que dejó su escaño en 2017, ha rehecho su carrera profesional en el sector privado. Primero como director de estrategia en la consultora Harmon, y desde 2023 como senior advisor en EY. Vive sin exposición, pero sin esconderse. Lo reconocen por la calle, le piden fotos y algunos le susurran: «Vuelve, Madina».

Su vida cotidiana es la de un hombre que valora el recogimiento: lecturas, música, conciertos pequeños. Le fascina Omega, el disco de Enrique Morente y Lagartija Nick, que considera «una obra maestra». Admira profundamente a Antonio Arias, fundador de 091 y alma de Lagartija Nick, y es fan declarado de Supersubmarina, Silvio Rodríguez, Leonard Cohen y Bunbury.

También es seguidor del Athletic Club, fiel a su tierra, y lector voraz de ensayo político e historia contemporánea. Lejos del foco mediático, ha optado por vivir sin escudos ideológicos ni lealtades artificiales.

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