Iñaki Urdangarin
El plan en solitario de Iñaki Urdangarin en Barcelona
Aunque reside en Vitoria junto a su pareja, Ainhoa Armentia, con quien mantiene una relación desde hace más de dos años, el exduque de Palma no renuncia del todo a su pasado en Barcelona
Iñaki Urdangarin intenta reescribir su relato. Después de años marcados por los tribunales, el ingreso en prisión y una separación de gran impacto institucional con la Infanta Cristina, el exduque de Palma busca recuperar cierta normalidad. Y lo hace donde comenzó todo: en Barcelona, su ciudad durante más de cuatro décadas, donde nacieron sus cuatro hijos —Juan (1999), Pablo (2000), Miguel (2002) e Irene (2005)—, donde vivió sus años de gloria en el balonmano y donde compartió hogar con la hija del Rey Juan Carlos. Aunque su residencia actual está en Vitoria, junto a su pareja Ainhoa Armentia, no oculta que su red emocional y afectiva sigue firmemente anclada en Cataluña.
Cena de amigos
Hace apenas unos días fue uno de los asistentes a una cena especial celebrada en el prestigioso restaurante Via Veneto, templo de la gastronomía clásica catalana situado en la avenida del Tibidabo. La ocasión era un homenaje a Valero Rivera, el técnico que llevó al Barça de balonmano a lo más alto y que acaba de ser nombrado presidente honorífico de la sección. Allí se reencontró con nombres que marcaron su trayectoria deportiva: Enric Masip, Xavi O’Callaghan, Antonio Carlos Ortega o Tomas Svensson, entre otros.
Iñaki Urdangarin
No parecía casual haber elegido precisamente ese lugar para dejarse ver. El local, con una estrella Michelin desde 1974 y tres soles Repsol, representa la combinación perfecta entre elegancia, memoria y tradición porque está inspirado en Belle Époque. No es un restaurante cualquiera: Salvador Dalí fue uno de sus clientes más fieles, y llegó a convertir sus cenas en performances, como cuando colgó butifarras del cuello de sus invitadas a modo de joyas comestibles.
No se sabe con exactitud qué platos pidió la mesa del reencuentro, pero el menú degustación diseñado por el chef David Andrés ofrece opciones tan refinadas como un aspic de carabineros con helado de salsa rosa o un coulant de espárragos blancos de Gavà con carbonara y yema de huevo de Calaf. La carta mantiene el mismo nivel de excelencia: salmonetes de roca sin espinas con tomates semisecos y patata al limón (42 euros), solomillo de ternera rubia gallega con salsa vitello tonnato (38 euros), o chuletitas de cabrito a la parrilla con patatas soufflé (46 euros). Los postres, igualmente sofisticados: tartaleta fina de galleta con pera asada y espuma de vainilla (18 euros) o bizcocho «borracho» con aire helado de Macallan 12 años y yema quemada (24 euros).
Pablo Urdangarín con su padre, Iñaki en 2023
Más que una cena, fue un regreso a una época dorada. Un reencuentro entre camaradas que compartieron no solo vestuario, sino una identidad forjada en la exigencia y el éxito.
La foto de grupo
Vestido con camisa de rayas, chaqueta ligera y pantalón blanco, el exdeportista posó sonriente en una imagen difundida por Enric Masip. Una foto sobria, pero reveladora. Ya insinuó en su reciente entrevista que tras años centrado en su defensa, necesitaba recuperar cierta sencillez. Sentía que el tiempo se le había escapado, y ahora quería aprovecharlo con otra mirada.
Su presente pasa ahora por el coaching deportivo, empresarial y personal, un terreno más discreto pero también más libre. Y si bien evita el foco mediático, el gesto de sentarse de nuevo en esa mesa tan cargada de pasado parece indicar algo más: un intento de reconstrucción simbólica.