Paloma Cuevas, en el Palacio de Liria
Así es el piso de Paloma Cuevas en Madrid valorado en 3 millones de euros
La diseñadora y empresaria vive en un piso señorial frente al Parque del Oeste, una de las zonas más exclusivas de la capital
Vivir cerca del Parque del Oeste en Madrid es un privilegio reservado a muy pocos, y Paloma Cuevas lo disfruta desde un piso señorial valorado en casi tres millones de euros. La vivienda, de casi 500 metros cuadrados, cuenta con seis dormitorios, cuatro baños y garaje propio, y se ubica en un edificio de los años sesenta que, según publicó la revista Semana, solo comparte planta con otro vecino. Esta característica, poco común en pleno centro de la capital, le otorga una intimidad excepcional, uno de los bienes más codiciados para alguien acostumbrada a vivir bajo los focos.
Los pisos de este rango en la zona se distinguen por su arquitectura señorial, con techos altos, ventanales amplios, distribuciones generosas y estancias independientes, muchas veces acompañadas de balcones o terrazas con vistas. También suelen incorporar materiales nobles —como mármoles, maderas macizas o carpinterías clásicas— que aportan solidez y elegancia. Todo ello convierte la residencia de la cordobesa en un refugio elegante y funcional, diseñado para la vida familiar y, al mismo tiempo, para preservar la discreción que ella cultiva con tanto cuidado.
Y aunque dispone de una casa en la exclusiva urbanización de La Finca, ha preferido mantenerse en esta zona, donde combina la cercanía al centro, la tranquilidad de las zonas verdes y la privacidad que difícilmente podría encontrar en otros lugares de la capital.
Paloma Cuevas, en una imagen de archivo
Elegir este enclave no es casualidad. El Parque del Oeste, que se extiende entre el Arco de la Victoria y el Templo de Debod, es uno de los pulmones verdes más codiciados de Madrid. Allí conviven historia, naturaleza y exclusividad: pasear por sus senderos, detenerse en la rosaleda, contemplar el atardecer frente al templo egipcio o subir en el teleférico forman parte del lujo cotidiano de quienes residen en la zona. Entre sus vecinos se encuentran nombres tan ilustres como Pedro Almodóvar, lo que confirma el carácter privilegiado del barrio. También abundan restaurantes con encanto, como Txirimiri Ferraz, donde el escritor y Premio Cervantes 2024, Álvaro Pombo, confiesa acudir de vez en cuando a disfrutar de queso, cecina y un Rioja, en un local que sirve pintxos y platos tradicionales vascos. El propio Pombo ha descrito el cercano barrio de Argüelles como «una confortable área mesocrática», una definición que encaja a la perfección con la esencia de este enclave madrileño.
En este piso, ella comparte su día a día con sus hijas, Paloma (2008) y Blanca (2012), fruto de su matrimonio con Enrique Ponce. A sus 16 y 12 años, respectivamente, ambas crecen en un entorno sereno, protegidas de la exposición pública que su madre maneja con naturalidad y discreción. La vivienda está pensada para ellas: cerca de colegios, rodeada de zonas verdes y con espacio suficiente para disfrutar de la privacidad que no siempre es fácil encontrar en una gran ciudad. En redes sociales, la diseñadora evita mostrar imágenes de las pequeñas o rincones de su casa, blindando así la intimidad familiar. La elección de este hogar también responde al deseo de estar cerca de sus padres. Su padre, el torero retirado Victoriano Valencia, de 92 años, requiere cuidados constantes, y Paloma no ha querido separarse de él en esta etapa.
Pero, aunque su refugio esté marcado por la serenidad familiar, la andaluza sigue brillando con fuerza en la vida pública. Su reciente aparición en la Fashion Week de Madrid, en la cena organizada por Wes Gordon en el Palacio de Liria en honor a Carolina Herrera, fue una muestra de ello. Con un vestido de la firma que combinaba un top asimétrico con una gran flor en relieve y una falda cubierta de aplicaciones brillantes, acaparó todas las miradas.
La empresaria atraviesa una de sus etapas más estables, con proyectos profesionales de éxito —como su colaboración con Rosa Clará—, un círculo social que la arropa y una relación sentimental con el cantante Luis Miguel, su pareja, que le aporta complicidad sin restarle independencia. Buena prueba de ello fue la celebración de su último cumpleaños en el Hotel Four Seasons de Madrid, donde el artista mexicano organizó para ella una velada íntima y emotiva. Rodeada de familiares y amigos, y con sus padres a su lado, la diseñadora sopló 53 velas en una noche que reflejaba la serenidad y el brillo de esta nueva etapa.