Serrat celebra este sábado su 82 cumpleaños lejos de los escenarios

Joan Manuel Serrat cumple 82 años este sábado, en una etapa vital marcada por un cambio de ritmo, pero no por la ausencia. Desde que en 2022 decidió dejar las giras, su relación con la vida pública ha adoptado otra forma: menos escenarios, sí, pero más presencia en actos culturales, homenajes y encuentros donde la palabra y la reflexión toman el relevo de la música en directo.

Lejos de asumir el concepto clásico de retiro, el propio Serrat se ha encargado de matizarlo. Durante su reciente participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde fue uno de los protagonistas del encuentro y recibió el doctorado honoris causa por la Universidad de Guadalajara, dejó clara su postura con una frase que resume bien este momento: «La jubilación es una palabra fea… y además es mentira: he renunciado a cualquier tipo de jubilación». Para él, dejar de girar no significa desaparecer, sino reorganizar el tiempo y las prioridades.

En ese mismo contexto explicó que ha dejado de subirse a los escenarios de forma regular, sobre todo por la exigencia que suponen las giras. No contempla volver a ellas y tampoco siente la necesidad. Ahora dedica buena parte de su tiempo a escribir, leer, pensar y acompañar a amigos en actos culturales muy concretos. Un ritmo más pausado que, según ha explicado, se ajusta bien a la vida que siempre quiso llevar y que durante décadas le fue imposible por el calendario de conciertos.

Los premios

El último año ha estado marcado por importantes reconocimientos. En 2024 fue distinguido con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, uno de los galardones más relevantes de su carrera, y también recibió la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña, entregada por el president Salvador Illa. En 2023, como agradecimiento en uno de estos homenajes, interpretó de manera puntual Aquellas pequeñas cosas, una aparición muy medida que no supuso un regreso a los conciertos, pero que fue recibida como un gesto simbólico.

En sus intervenciones públicas recientes, también ha hablado del paso del tiempo con franqueza. Ha explicado que no le molesta cumplir años, sino el trato paternalista que a veces se da a las personas mayores. Ha defendido la importancia de mantener la autonomía personal, la curiosidad intelectual y la capacidad de opinar, sin ser relegado a un segundo plano.

Su barrio

Nació en 1943 en Poble Sec, el barrio barcelonés situado a los pies de Montjuïc que sigue siendo hoy su hogar. Hijo de padre catalán y madre aragonesa, creció en un entorno donde convivían lenguas y costumbres distintas, una mezcla que marcaría su identidad personal y artística. Ese vínculo con el barrio nunca se ha roto.

En lo personal, comparte su vida desde hace décadas con Candela Tiffón, con quien se casó por lo civil en 1978. Son padres de dos hijas, María, que vive en Australia, y Candela, dedicada a la interpretación. Su hijo mayor, Queco, fruto de una relación anterior, también forma parte de ese núcleo familiar que siempre ha procurado mantener con discreción.

Instalado en una vivienda unifamiliar en Poble Sec, combina privacidad y vida. Aunque cuenta con otras residencias, como una casa en Mahón (Menorca), este sigue siendo su centro. En redes sociales mantiene un perfil discreto, con apariciones puntuales para agradecer homenajes