Fundado en 1910
Bendición de la redacción de El Debate

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La historia de El Debate

La cabecera que la sociedad católica buscaba

Diferentes grupos católicos plantearon la posibilidad de fundar un periódico desde el que influir en la convulsa sociedad española de principios del siglo XX

El convulso paso del siglo XIX al XX en España también afectó a un catolicismo dividido. Entre las iniciativas en pro de la unidad que surgieron en aquel entonces siempre destacó la idea de fundar un periódico capaz de difundir la doctrina de la Iglesia e independiente de cualquier partido político. En 1900 apareció, bajo estas premisas, El Universo, pero pronto fue tildado de maurista.

Los obispos españoles se plantearon después la compra de cabeceras como La Correspondencia de España e incluso ABC, sin éxito en ambos casos. En este contexto, el padre Ángel Ayala lideró en 1909 la propuesta para crear un periódico católico de ámbito regional. Se trataba de un proyecto al margen de los partidos políticos, pero dejando claro su antiliberalismo.

La Semana Trágica de Barcelona, en julio 1909, agitó todavía más la política española. El nuevo gobierno de Segismundo Moret marcó su tendencia liberal y la decisión de abrir las escuelas laicas provocó la reacción del catolicismo con marcada presencia de los Jóvenes Propagandistas del padre Ayala. Una nueva crisis de Gobierno llevó a Canalejas al poder, que mantuvo una política religiosa que tampoco convenció a los católicos. El 2 de octubre de 1910 se convocó una gran manifestación que fue precedida, un día antes, de la publicación del primer número de El Debate, un diario que nacía «al amparo de tres grandes amores: Religión, Patria y Libertad», como rezaba su artículo de apertura.

El primer año de vida de El Debate fue complicado, sus redactores no tardaron en abandonar el proyecto y la financiación no llegaba. Guillermo de Rivas acabó dejando la dirección de la cabecera y en octubre de 1911 Ángel Herrera y los propagandistas tomaron las riendas de un proyecto que no solo sobreviviría, sino que acabaría convertido, finalmente, en ese periódico de referencia que buscaba el catolicismo español.

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