
Retrato de Henry Cavendish en la portada del libro de George Wilson 'The Life of the Hon. Henry Cavendish', de 1825
Picotazos de historia
Henry Cavendish, más raro que un perro verde
Uno de los padres de la ciencia moderna tiene tras de sí numerosos descubrimientos que, debido a su peculiar personalidad, no se dieron a conocer y se atribuyeron a otras personas
Henry Cavendish (1731-1810) es uno de los científicos más importantes de todos los tiempos y uno de los padres de la ciencia moderna. Entre sus muchos logros está el descubrimiento y aislamiento del hidrógeno, la composición química del agua, determinación de la densidad de la tierra, el valor de la constante de gravitación universal, así como otros muchos que, debido a su peculiar personalidad, no dio a conocer y se atribuyeron posteriormente a otras personas. Y ese es el punto a tratar: la extraña y desconcertante personalidad de Cavendish.
Gracias a dos importantes herencias que recibió no tuvo problemas económicos jamás. Se dice que fue el más rico de los científicos, pero nunca dio valor a las cosas materiales. Siempre vistió con una casaca de tono violeta que ya debía ser vieja en tiempos de su padre y un sombrero de tres picos que hacía pareja con la casaca. Era tímido hasta la exageración, retraído, callado. La única actividad social que se permitía era la asistencia al club de la Royal Society y para hablar con él había que respetar ciertas normas. Primero había que acercarse de frente, pero no directamente y sin mirarle a los ojos para, a continuación, hacer la pregunta al aire. Si la consideraba interesante o digna de interés él contestaría con una voz aguda y rasposa, pero nunca directamente al individuo que la había formulado. Una vez se presentó en su casa un científico austriaco, admirador suyo, que le abrumó con elogios y alabanzas. Cavendish le miraba horrorizado, emitió un sonido parecido al que haría un grajo al retorcerle el pescuezo y huyó despavorido. Tardaron dos días en convencerle para que volviera a su propia casa. Sentía pavor de las mujeres, por miedo e inseguridad no por misoginia como señalan muchos autores, y se comunicaba con su ama de llaves por medio de notas, teniendo prohibido que le mirasen o le dirigieran la palabra.
En el año 2001 se formuló la posibilidad de que Cavendish sufriera alguna forma de autismo o síndrome de asperger. Con todo, la calidad y cantidad de sus logros los sitúan en la cumbre científica de toda la historia de la humanidad.