
El duque de Marlborough en Blenheim, de Robert Hillinford
Picotazos de historia
El final del comandante Cornwallis: asesinado por su propio regimiento
El comandante Cornwallis, uno de los dos comandantes ingleses durante la Guerra de Sucesión sabía bien que era odiado por su regimiento. La bala que le mató fue disparada entre las filas de su propio regimiento
La batalla de Blenheim, 17 de octubre de 1704, fue una de las victorias decisivas del bando del pretendiente Carlos de Habsburgo durante la Guerra de Sucesión a la Corona Española. El ejercito combinado anglo imperial, brillantemente dirigido por el duque de Marlborough (el famoso Mambrú) y el príncipe Eugenio de Saboya, derrotaron de manera contundente al ejercito bávaro francés. Las batallas fueron esencialmente confusas y el momento propicio, para algunos, de ajustar cuentas amparados en el desconcierto general.
El comandante Cornwallis, uno de los dos comandantes del regimiento de infantería Howe, posteriormente 15º de infantería del ejército británico, que formaba en el ala izquierda, encuadrado en la brigada del general Archibald Rowe, sabía bien que era odiado por su regimiento. Ordenancista y enamorado de los castigos físicos, martinete de la tropa, era considerado un sádico por la mayor parte del regimiento. Consciente de ese sentimiento y habiendo recibido la orden de atacar a la población de Blenheim, se volvió hacia los soldados bajo su mando y se disculpó por su pasado comportamiento para con ellos, al tiempo que les pidió que, si tenía que perecer ese día por el fuego de los mosquetes, al menos que fuera por el disparo del enemigo. Sus palabras fueron acogidas en un silencio sepulcral y de la compañía de granaderos se escuchó una voz:
«Marche hacía adelante, señor. El enemigo está enfrente y nosotros tenemos ahora otras cosas que hacer que pensar en usted».
Cuatro veces atacaron las posiciones francesas dirigidas por el mariscal duque de Tallard y a la cuarta cedieron las defensas francesas y rompieron el frente. Terminada la lucha el comandante Cornwallis se volvió hacía los restos del regimiento, habían sufrido graves perdidas durante los violentos combates que libraron, alzó su espada e iba a lanzar un grito de victoria cuando una bala de mosquete le alcanzó en la cara. Murió frente a lo que quedaba del regimiento Howe, luego 15º de infantería. La bala había partido de las filas inglesas, de su propio regimiento.