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Fotograma de 'los clandestinos de Asís'

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Picotazos de historia

El alemán que salvó la ciudad de Asís

El coronel doctor Valentín Müller había visto el efecto de la guerra en muchas ciudades y trató de salvar para la posteridad las obras de arte que embellecen Asís, a tal fin se alió con el obispo Nicolini

En septiembre de 1943 la fortuna llegó a la ciudad italiana de Asís envuelta en el verde gris uniforme de la Wehrmacht. El coronel (Oberst) doctor Valentín Müller, nuevo gobernador militar de la ciudad, era un veterano de la Primera Guerra Mundial con experiencia en organización y gestión de hospitales de campaña durante el segundo gran conflicto. Habiendo participado en las campañas de Polonia, Francia, Rusia y levantando el primer hospital de campaña de Stalingrado, se le confió el personal sanitario del ejército de reserva y fue nombrado gobernador militar de la ciudad de Asís. Junto con las funciones militares, tendría que levantar y organizar hospitales militares y coordinar la recepción, clasificación y tratamiento de los heridos. Para los habitantes de Asís fue una grata sorpresa comprobar que il colonnello era un persona agradable y comprensiva. Cualquiera podía acercarse a él, después de su misa diaria en la basílica de San Francisco, a las seis de la mañana, para presentar una queja o señalar una injusticia, a la que pondría remedio. Müller alejó de la ciudad a las tropas regulares y solo dejó personal sanitario y auxiliar, hizo la vista gorda al ocultamiento de población judía en la ciudad y ayudó al obispo dando asistencia médica a la población.

La ciudad de Asís tiene tres protectores: Dios, San Francisco y el coronel Müller

Müller había visto el efecto de la guerra en muchas ciudades y trató de salvar para la posteridad las obras de arte que embellecen Asís, a tal fin se alió con el obispo Nicolini. Primero amplió el área de las instalaciones hospitalarias, ocupando edificios históricos para convertirlos en hospitales, después consiguió que el mariscal Kesselring (comandante en jefe del frente italiano) declarase la ciudad como «ciudad hospital» y, por lo tanto, protegerla según la Convención de la Haya. Los italianos estaban tan felices con su coronel que los jefes de las diferentes partidas partisanas de la zona hicieron llegar el mensaje de que no se permitiría que se le tocara un solo pelo al coronel Müller. «La ciudad de Asís tiene tres protectores: Dios, San Francisco y el coronel Müller» decían los agradecidos vecinos.

Ante el avance de las tropas aliadas Müller organizó el desmantelamiento y traslado de heridos e instalaciones, abandonando la ciudad. Antes de eso, y en vez de destruir los suministros para evitar que cayeran en manos del enemigo, entregó al obispo un hospital completo, debidamente aprovisionado más los suministros que no podía transportar. Todo ello para la población de Asís.

En 1950 Valentín Müller volvió a la ciudad que tanto amaba. Fue recibido como un héroe. Hoy en día una de las avenidas que lleva a la basílica de san Francisco lleva su nombre.

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