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23 de abril de 2024

La marcha a Tenochtitlán por Augusto Ferrer-Dalmau

La marcha a Tenochtitlán por Augusto Ferrer-Dalmau

¿Por qué sobrevivió Cortés a la «Noche Triste»?

El gobernante Cuitláhuac estuvo muy cerca de borrar del mapa a todo el ejército castellano, pero cometió un error: no perseguir a Cortés. A la postre le costaría el Imperio a su sucesor, Cuauhtemoc

«Águila sobre el agua», Cuitláhuac para los españoles y Cuitlahuactzin para sus contemporáneos mexicas, ha pasado a la historiografía mexicana como un Huey Tatloani invictus, el único Emperador capaz de haber derrotado a los españoles y más concretamente en la emboscada de la «Noche Triste».
En España existe, sin embargo, cierto desconocimiento sobre este hermano menor de Moctezuma, en gran medida oscurecido por la enorme celebridad de su predecesor y en parte, también, por su breve reinado, ya que ascendió al trono a la muerte de Moctezuma a finales de junio de 1520, (aunque sería oficialmente coronado un par de meses más tarde) y a finales de noviembre o principios de diciembre fallecería a causa de la viruela.
Cuitláhuac

Cuitláhuac, hermano de Moctezuma y Emperador a la muerte de este

Los errores de Cuitláhuac

Cuitláhuac tenía 44 años cuando ascendió al poder, era uno de los nobles mexicas más respetado en el consejo supremo. Tenía el rango militar de tlacochcálcatl o gran general y era señor de Iztapalapa. De hecho, había sido el elegido, junto al Tatloani de Tetzcoco, Cacamatzin, para descender a Moctezuma de la litera real, el día de su encuentro con Cortés, privilegio muy especial. Sin embargo, pese a esa fama de gran estratega y buen gobernante, Cuitláhuac cometió, en mi opinión y afortunadamente para los españoles, dos errores fatales. El primero fue el de no concluir la emboscada de la «Noche Triste» y no aniquilar por completo al ejército del extremeño. La segunda, escoger a su hermano el cihuacóatl Matlatzincatzin, como jefe del enorme ejército que cortaría la retirada a Cortés en los llanos de Otompan. El cihuacóatl, una especie de jefe de gobierno y segundo en la jerarquía mexica, tenía poca experiencia militar y su mala estrategia, no solo supuso una humillante derrota en Otumba para la triple alianza, sino que, además, le costó la vida.
Pero me gustaría centrarme en el primero de estos dos grandes errores, porque, efectivamente, la emboscada estuvo muy bien planificada. El ejército español en su huida fue atacado en su retaguardia en la calzada de Tlacopan, una de las que unía la ciudad-isla de Tenochtitlán con tierra firme, pero además habían cortado parte del puente en varios tramos, siendo también atacados en el lago desde las canoas y aquellos que sobrevivieron y llegaron a los maizales de tierra firme por los tepanecas de Tlacopan, que junto a la propia Tenochtitlán y Tetzcoco, conformaban la triple alianza.
En esa batalla, Cuitláhuac estuvo muy cerca de borrar del mapa a todo el ejército castellano, el propio Cortés llegó a ser capturado y fue rescatado por Antonio de Quiñones y Cristóbal de Olea, perdería la movilidad en dos dedos de su mano. Además de dejar, en la calzada, mucho oro, un gran número de caballos, la pólvora, las armas de fuego y la mayor parte de las ballestas, Cortés perdió dos tercios, tanto de europeos como de aliados tlaxcaltecas. La mayor parte de los supervivientes en la madrugada del 1 de julio de 1520 estaban desorientados y heridos, su situación era de debilidad máxima y, sin embargo, como Aníbal Barca después de derrotar a ocho legiones romanas en la batalla de Cannas y cometer el gran error de no marchar hacia Roma, Cuitláhuac decide no perseguir a Cortés. Un error semejante al del cartaginés y que, a la postre, le costaría el Imperio a su sucesor, Cuauhtemoc.

Cortés no perdonó semejante error: comenzaría la venganza en Otumba

¿Por qué tomó esa decisión?

Algunos historiadores señalan que los mexicas, no persiguieron a los españoles supervivientes porque se dedicaron a buscar el oro de los muertos. Juan Miralles descarta que esta fuese la razón principal, ya que, a su juicio, el oro no tenía para los mexicas el mismo valor que para los españoles, ni era especialmente apreciado como moneda de cambio en Mesoamérica, aunque en una ilustración del libro 12 del códice florentino se retrata a los guerreros mexicas recuperando, no solo lingotes de oro de los fallecidos en el combate, sino también picas, rodelas, espadas, incluso ropa y demás menaje abandonado por el ejército.
Miralles sostienen como razón importante, el que la orden de Cuitláhuac era la de arrestar y ejecutar a todos los familiares, allegados y sirvientes de Moctezuma. De alguna manera, en la «Noche Triste», además de la emboscada a los españoles, se planteó paralelamente una pequeña guerra civil con los mexicas colaboracionistas. Esa «caza de brujas» habría abortado la persecución.

Además de la emboscada a los españoles se planteó paralelamente una pequeña guerra civil

Para otros historiadores como van Zantwijk, la razón principal fue que la tercera columna de Cortés no pudo pasar por la acequia de Tecpantzinco y, por tanto, se retiró al palacio de Axayacatl. En consecuencia, el Huey Tatloani no podía despachar a todos sus guerreros en persecución de Cortés dejando un contingente de enemigos en la ciudad.
Por último, Iván Vélez también se refiere a las costumbres mexicas y la necesidad de recuperar los cuerpos y honrar a los difuntos. De hecho, se ha hablado mucho del enorme desastre que supuso la emboscada de la noche triste para el ejército de Cortés, se sabe, con bastante aproximación, el número de bajas sufridas e incluso el nombre de muchas de las víctimas y, sin embargo, en ninguna crónica he podido encontrar el número de bajas mexicas. A pesar de ser una emboscada y de la abrumadora superioridad numérica de los tenochcas, por batallas previas y posteriores y dado lo letales que podían ser los soldados castellanos, se puede fácilmente deducir que serían posiblemente varios miles los fallecidos en el otro bando.
A todo lo cual añadiría la necesidad de ofrendar las vidas de los prisioneros a los dioses. Algunos de los infortunados se reservarían para los fastos de la coronación del nuevo Huey Tatloani, pero las crónicas se refieren a los numerosos españoles y tlaxcaltecas sacrificados en el templo mayor tras la batalla.
Quizás no fuese una sola de estas causas, sino la conjunción de todas ellas. En cualquier caso, Cortés no perdonó semejante error. Comenzaría la venganza en Otumba y la concluiría al año siguiente con la toma de Tenochtitlán.
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