«Dos irlandeses le matan de un tiro en la cabeza. Los asesinos detenidos; al defenderse han herido a dos policías y un paisano», explicaba El Debate en primera plana. Cuando el mariscal Henry Wilson regresaba de una ceremonia conmemorativa, a la puerta de su casa, fue asesinado a tiros de revólver por dos desconocidos que se dieron a la fuga.
El mariscal tenía 57 años y había prestado importantes servicios en los Estados mayores aliados durante la guerra. En 1918 fue nombrado jefe del Estado mayor del Imperio británico. En 1922 cesaba de su cargo y recientemente había sido nombrado militar del Parlamento del Norte de Irlanda llegando a redactar varias medidas para proteger el distrito de Ulster contra los «raids» de las bandas republicanas del Sur.
Wilson era partidario de la unión de Irlanda con Inglaterra, y consideraba el Tratado de Downing Street como una capitulación bochornosa. Había destacado por sus ataques al Gobierno Lloyd George, y sobre todo al primer ministro; había llegado a decir que era preciso elegir entre el Imperio y el primer ministro.
El que fue jefe del Estado mayor, defendió con una energía bastante radical la dependencia del Ulster respecto de Inglaterra y la formación de un Parlamento norirlandés sometido a las leyes británicas, motivos por los cuales pasó a constituir un objetivo primordial para el grupo armado nacionalista e independentista irlandés, el IRA, el cual acabó asesinándole en un atentado a plena luz del día.