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Soldados durante la Guerra Civil española

Soldados, durante la Guerra Civil españolaCEU

La matanza republicana de Castellón y Bielsa fue llevada a debate en el Parlamento británico

Dicha masacre tuvo consecuencias internacionales, llegando a ser discutido en el Parlamento británico y creando tensiones entre los diputados

Hace unas semanas, fue publicado un artículo sobre la matanza republicana realizada en Castellón entre el 13 y el 14 de junio de 1938. A continuación, analizaremos las consecuencias internacionales que ese hecho desencadenó, puesto que el diputado y general sir Henry Page Croft llevó el asunto hasta el Parlamento británico y la opinión pública.

Henry Page Croft

Retrato de Henry Page Croft

El 27 de junio, inició un debate preguntando al Gobierno si había atendido a la declaración oficial de las autoridades nacionales sobre la situación de doce poblaciones de la zona de Bielsa que habían sido destruidas por un movimiento incendiario, el cual había dejado a cerca de 2.000 familias sin hogar y despojadas de ganado, y si tomaría alguna medida para condenar esos asaltos a la propiedad civil ejecutados por soldados republicanos. Richard Austen Butler le respondió que ya había condenado el Gobierno los sufrimientos causados por los españoles en la guerra civil, de forma general, por lo que no consideraba necesario repetirlo, pero no negó los hechos. Croft insistió preguntando que, puesto que se preveía enviar a la España republicana un comité internacional para analizar los efectos de los bombardeos de la aviación nacional, no podría también enviarse otro para analizar lo ocurrido en Bielsa. A continuación, el general preguntó al Gobierno si preveía otorgar alguna respuesta a la declaración de Burgos, relativo a las personas asesinadas por el presidente del Consejo Provincial de Castellón antes de la evacuación, así como a la masacre de civiles durante la toma de la ciudad.

Butler se defendió manifestando que no se había recibido ninguna información oficial al respecto; sin embargo, la pregunta irritó profundamente al diputado laborista Ernest Thurtle que se levantó airado y mostró su desagrado, por lo que consideró «una vil insinuación contra las tropas de la España republicana», sugiriendo que ninguna pregunta de ese tipo debía ser permitida en el orden del día, hasta que no fueran debidamente probadas y argumentadas. Tras una serie de intervenciones de otros diputados, el comunista William Gallacher intentó poner el punto final a la discusión, señalando que la información del general era una invención y reclamando una actuación contra la misma por parte de la Cámara. Sir Henry Croft contraatacó solicitando información exacta sobre los hechos de Levante, que además formaban parte de declaraciones oficiales de un Gobierno oficial, lo cual provocó una discusión sobre la naturaleza del mismo.

Repercusión internacional

Tras el revuelo en la Cámara de los Comunes, numerosos diputados laboristas protestaron en los medios de comunicación, intentando demostrar que los hechos, tal y como se presentaban, eran falsos. Pero la represión republicana de Castellón fue conocida también en Gran Bretaña a través del folleto The massacre at Castellon and desolation at Bielsa, editada por la asociación The Friends of National Spain en Londres. En cuatro páginas pretendieron exponer las pruebas que los diputados socialistas y comunistas habían exigido en el parlamento al general Croft. De ahí que se subtitulara The evidence y que fuera publicado a finales de junio o comienzos del mes de julio. Aparecieron reproducidas las noticias sobre la descripción de la represión republicana publicadas por el corresponsal del periódico francés La Liberté el 17 de junio, así como las de su colega J. Dourec, que fueron confirmadas por Le Journal. A continuación, el folleto presentaba las declaraciones oficiales del alcalde de Castellón, afirmando la veracidad de la cifra de 200 asesinados entre el 13 y el 14 de junio, tanto mujeres como hombres, ancianos y niños, muchos de ellos de extracción social modesta. Otra cantidad semejante se estimaba de personas forzadas a huir con los republicanos en su retirada. También se difundió la represión en la revista Spain, impulsada por el duque de Alba y el periodista Juan Mata.

Numerosos diputados laboristas protestaron en los medios de comunicación, intentando demostrar que los hechos, tal y como se presentaban, eran falsos

Las declaraciones de testigos, familiares y prisioneros, más los resultados de un primer informe, fueron comunicadas al Ministerio de Asuntos Exteriores de Burgos, que ordenó que un resumen fuera enviado a sus representaciones diplomáticas en Londres, París, Lisboa, Roma y Berlín, divulgando los hechos por Europa. Según ese primer informe, los datos iniciales arrojaban un balance de 420 víctimas (350 desaparecidos y 70 cadáveres identificados). Las órdenes para la realización de la represión habían emanado de los altos jefes y comisarios políticos de las brigadas 74, 107 y 209 o de El Campesino, adscritas a la VI división republicana, bajo el pretexto de que resultaba necesario castigar a los habitantes de Castellón. En el puesto de mando de la brigada 107 se asesinó a varias personas, teniendo participación en las mismas el capitán Emigdio Mariano. Un oficial republicano capturado declaró que la responsabilidad de la represión debía centrarse en los componentes de una compañía especial de la brigada, llamada «de especialidades», que recibió órdenes directas del jefe de la brigada, que tenía absoluta confianza en ella. En Bélgica, el asunto fue publicado en La Nation belge y en Le Vingtième Siècle. En Estados Unidos, la campaña de difusión de la represión en Castellón motivó que la Biblioteca del Congreso norteamericano escribiera una carta al embajador nacional en Roma, solicitando el envío de los volúmenes, en español y en italiano, que completaran la serie de avances de los informes oficiales sobre atrocidades realizadas por los republicanos, descubiertas según se reconquistaban los territorios.

En junio de 1939, Santiago Pachecho Fernández –capitán de Estado Mayor de la brigada del líder comunista El Campesino– fue detenido en Madrid acusado de haber sido uno de los responsables de la matanza de Castellón. En todo caso, esos hechos –junto a otros semejantes– erosionaron internacionalmente la imagen democrática del Frente Popular durante la guerra.

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