
La broma consistió en fingir que Pietro Gonella sería ejecutado
Picotazos de historia
La broma que mató al bufón del marqués de Ferrara
La muerte del bufón Pietro Gonella fue consecuencia de una broma, pero el corazón del bufón no pudo soportar el sentido del humor de Niccolo d´Este
Hay muy poca información sobre la biografía de Pietro Gonella (? - 1441). Nació en Florencia y fue a la escuela, ya que sabía latín. En algún momento entró al servicio de los marqueses de Ferrara. Nicolo III d´Este, marqués de Ferrara le autorizó a contraer matrimonio y se trasladó con su esposa a Ferrara. Sin embargo, muchas historias y chascarrillos circularon (y aún lo hacen) sobre el ingenio del bufón Gonella. Un poco como Don Francisco de Quevedo que continuó siendo protagonista de chistes, más o menos escatológicos, hasta hace poco. La imagen del bufón ingenioso rápidamente fue aceptada por el folclore popular y reflejado en la literatura. Sabemos de sus andanzas e ingenio gracias a la obra de Poggio Bracciolini, Lilio Gregorio Giraldi y Mateo Bandello. Es, en especial, este último el que nos ha transmitido más información en su obra Cuentos cortos. Miguel de Cervantes lo menciona en los primeros capítulos de su Don Quijote, al introducirnos a Rocinante. Jean Fouquet, pintor francés del Renacimiento, pintó un retrato suyo que podemos admirar en el Museo de Historia del Arte de Viena, donde se nos muestra irónico y desaliñado, vistiendo una librea de corte y un gorro de moda francesa.

El bufón Gonella, pintura atribuida a Jean Fouquet , hacia 1450
Los dichos y muestras de ingenio de Pietro Gonella fueron recogidos por varios autores, como mencioné antes, el más importante Bandello. Su muerte fue consecuencia de una broma.
Una broma mortal
Nicolo III, marqués de Ferrara, tenía cuartanas –enfermedad palúdica cuya fiebre se da cada cuatro días– y el bufón pensó que la mejor manera de curarle era con una fuerte impresión. Así que empujó al río a su excelencia. El susto, junto con el remojón y el frío, obraron el milagro de la mejoría en los males del de Ferrara, quien se quedó muy contento. Más el animus iocandi, aderezado con un poco de sentido de venganza, jugaba en la mente del marqués, pensando en cómo devolver la broma al impúdico sirviente. Confabuló con miembros de su casa y organizaron todo. Al día siguiente Pietro tuvo un violento despertar cuando gente armada, en nombre del marqués, le detuvo. Lo llevaron ante Nicolo III quien, con grandes voces y airado tono, lo acusó de atentado contra su persona. Pietro había sido maniatado y un paño cubría sus ojos, por lo que no podía darse cuenta de la burla al tener que fiar solo a lo que escuchaba con sus oídos.
Mandó traer, el marqués, un tocón y que viniera el verdugo, exigiendo que se hiciera justicia inmediatamente. El pobre Pietro, descompuesto, suplicó por su vida. Le pusieron con la cabeza sobre el tocón y el verdugo, aleccionado y partícipe de la broma, solo golpeó ligeramente el cuello, momento en el que uno de los criados arrojó un cubo de agua fría sobre el bufón. La broma estaba cumplida. Todos se reían a carcajadas en el patio, sobre todo Nicolo d´Este, quien recordaba, a viva voz, a Pietro Gonella, la impresión que tuvo al caer al río. Pero el bufón no se rio de la broma que le habían gastado. Se habían cargado al pobre hombre con la bromita. El corazón de Gonella no pudo soportar el sentido del humor de Nicolo d´Este.