
El marqués de Lede dirigiendo el ataque contra los sitiadores durante el asedio
El asedio más prolongado de la historia: el gran sitio de Ceuta
La ciudad fue sometida por los marroquíes a un tremendo asedio que se prolongó durante 33 años, entre 1694 y 1727
Ceuta es una ciudad increíble. Por su localización, por su belleza, por su prodigiosa historia. Por ella han pasado en los últimos tres mil años, casi todas las civilizaciones que se han asomado al Mediterráneo, desde los fenicios a los árabes, pasando por los romanos y los visigodos. Por fin fue ocupada en 1415 por los portugueses en el contexto del enfrentamiento secular entre cristianos y musulmanes que hemos convenido en denominar Reconquista.
Cuando fue reconquistada, Málaga, Granada y Almería seguían siendo musulmanas y, en cambio, Estambul, aún seguía siendo cristiana. En resumen Ceuta lleva formando parte del mundo ibérico cristiano antes que la Andalucía Occidental y antes de que las Canarias apareciesen en la historia. Y ha sido siempre defendida, por difíciles que fueran las circunstancias. Como especialmente lo fueron hacia el final del problemático reinado de Carlos II y durante la guerra de Sucesión. Inicialmente provocada por Inglaterra, Holanda y Austria se transformó rápidamente en una guerra civil, entre los defensores del testamento de Carlos II y los que se alzaron para promover la restauración de los Habsburgo.
Ceuta lleva formando parte del mundo ibérico cristiano antes que la Andalucía Occidental y antes de que las Canarias apareciesen en la historia
En este periodo Ceuta fue sometida por los marroquíes a un tremendo asedio que se prolongó durante 33 años, entre 1694 y 1727. Se trata del asedio más largo de la historia, por encima del que sufrió la ciudad veneciana de Candía a manos de los turcos, que «tan solo» duró poco más de 21 años. Coincidió también con una de las periódicas convulsiones que el fundamentalismo islámico provoca en el mundo musulmán, exacerbando la guerra santa contra el infiel. Este movimiento se extendió por todo el islam, hasta el marruecos de Mulay Ismail, el más importante sultán de los marroquíes.
Tras heredar el trono Alauita en 1672, reclutó un poderoso ejército de más de 100.000 hombres encabezado por la legendaria «guardia negra» formada por esclavos fanatizados, con la que barrió todo el Magreb. Tras eliminar a los principados bereberes y derrotar a los turcos de Argelia atacó las posesiones cristianas de la costa que fueron cayendo sucesivamente: Larache, Arcila, La Mamora en la década de 1680. Incluso en 1686 cayó Tanger, posesión entonces inglesa.
Ceuta en torno al año 1700 durante el asedio de los treinta y tres años (1694-1727)
En 1692 puso sitio a la ciudad de Ceuta con un gran ejército, que con apoyo francés levantó potentes obras de asedio en torno a la plaza. Se sucedieron los bombardeos y asaltos que fueron rechazados una y otra vez por la animosa guarnición respaldada sin fisuras por los ceutíes. En uno de los asaltos, realizado en una noche tormentosa, los marroquíes consiguieron incluso atravesar la muralla exterior llegando a la Plaza de Armas y exterminando a los defensores que no pudieron refugiarse en el recinto interior al retirarse el puente levadizo.
Conviene recordar que todo esto sucedía en las postrimerías del reinado de Carlos II el hechizado, una de las épocas de mayor postración histórica de nuestra patria. Ni en aquellos momentos, ni durante la posterior guerra de Sucesión, flaqueó la decisión española de defender Ceuta a costa de cualquier sacrificio. Ni tan siquiera cuando tras la toma de Gibraltar, la flota anglo – holandesa reforzó a los sitiadores bloqueando la plaza y bombardeando las fortificaciones españolas. La perdida de Gibraltar supuso una dificultad más para España porque se trataba del puerto situado más favorablemente para abastecer a Ceuta. Además la colonia británica se convirtió en una decisiva fuente de suministros, armamento y municiones para los sitiadores.
La perdida de Gibraltar supuso una dificultad más para España porque se trataba del puerto situado más favorablemente para abastecer a Ceuta
Sin embargo el resurgir de España durante el siglo XVIII permitió reforzar la acción de nuestro país en el norte de Africa. Así en 1720 España afrontó a la vez a las cuatro principales potencia de Europa asociadas en la cuádruple alianza para detener la recuperación española. El ejército obligado a abandonar Sicilia, a pesar de su éxito militar, y concentrado en Andalucía, fue reorganizado y rearmado lo que ocasionó graves preocupaciones a las cancillerías europeas. No existían motivos para ello porque las tropas estaban destinadas a levantar el asedio de Ceuta.
Tras cruzar el estrecho, la expedición de 16.000 hombres, a las órdenes del marqués de Lede, asaltó con éxito las trincheras marroquíes, defendidas por 20.000 hombres que incluían a la guardia personal del sultán de marruecos. Los marroquíes huyeron tras un durísimo enfrentamiento, abandonando sus posiciones que fueron ocupadas y reforzadas por los españoles, lo que permitió a nuestras fuerzas rechazar una y otra vez los contraataques en los que llegaron a emplearse más de 60.000 efectivos.
A pesar del éxito español, el sitio continuó con altibajos durante otros siete años, para ser levantado en 1727 como consecuencia de nuevas acciones españolas y del fallecimiento de Muley Ismail. Ceuta volvería a ser sitiada por el Imperio jerifiano en 1732, 1757 y 1790, pero los asedios fracasaron ante la decidida respuesta española.
España ha defendido a Ceuta con la misma decisión con la que defendió Zaragoza. No tiene sentido pretender justificar la españolidad de Ceuta por los antecedentes romano y visigodo. Como tampoco resulta acertado oponerse a las reivindicaciones marroquíes con el argumento de que Marruecos, como Estado, no existía en 1415. Son justificaciones que denotan como mínimo, cierta mala conciencia, aunque también una renuncia bienpensante a emplear los únicos argumentos realmente ciertos: Ceuta es española en primer lugar por el más contundente de los derechos que se aplican, con sordina, en las relaciones internacionales: el de conquista. Se trata de un derecho que nadie justifica mediante argumentos jurídicos o moralistas. Ceuta es española, al igual que Alsacia es francesa, y no alemana, el Tirol del sur es italiano y no austríaco, California no es mejicana y Estambul es turca, no griega.
Ceuta es española, al igual que Alsacia es francesa, y no alemana, el Tirol del sur es italiano y no austríaco, California no es mejicana y Estambul es turca, no griega
Y en segundo lugar por la decisión de la población ceutí de permanecer en España en el momento de la separación de Portugal en 1640, por considerar ilegítima la proclamación del Duque de Braganza como monarca lusitano. Ceuta ha seguido siendo española hasta hoy porque España la ha defendido sin desmayo, incluso en las circunstancias más difíciles de nuestro complicado devenir histórico. Y lo seguirá siendo mientras no renunciemos a defenderla.