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Popov en un sello conmemorativo soviético de 1989

Popov, en un sello conmemorativo soviético de 1989

Picotazos de historia

Los buques de guerra redondos del almirante Popov

La Enciclopedia Soviética mostraba que cualquier descubrimiento científico, invento importante o altura artística excepcional había sido precedido por un individuo de origen ruso y apellido Popov

En los años setenta alguien de la revista Readers Digest inventó el término «popovismo». Y es que se había fijado que la Enciclopedia Soviética mostraba que cualquier descubrimiento científico, invento importante o altura artística excepcional había sido precedido por un individuo de origen ruso y apellido Popov, sin cuya vital aportación o descubrimiento previo ignominiosamente ignorado por occidente, se hubiera podido conseguir. Qué Graham Bell inventó el teléfono. Pues no señores, fue Popov. ¿La bombilla y Marconi? Nada, fue Popov. Y así en todo.

Pero no todo fue invención de la propaganda soviética. Andrei Alexandrovich Popov (1821 – 1898) fue un marino de guerra ruso que alcanzó el grado de almirante y nos dejó varios diseños revolucionarios de naves de guerra. Como curiosidad es el único ruso condecorado con la medalla de oro de la ciudad de San Francisco, pues estando su barco atracado en dicho puerto se puso al frente de su tripulación para ayudar a extinguir un incendio que hizo estragos en la ciudad, en 1863. Pero volvamos al motivo de este artículo.

En la historia de las rareza navales, los buques de Popov ocupan puestos de honor

El barco Vicealmirante Popov

En 1870 se puso en grada un nuevo barco de guerra basado en unos diseños revolucionarios hechos por Popov. Se le había encargado un navío para la defensa del estuario de los ríos Dnieper y Bug y el estrecho de Kerch. Popov se decidió por un barco tipo monitor (barco de guerra con cañones de gran calibre en una torre central) pero decidió añadir una mayor manga (anchura) al barco, lo que –en teoría– permitiría un blindaje superior.

El barco –bautizado como Vicealmirante Popov– tenía 39 metros de eslora por 36 de manga. Esto es: era redondo como una rueda de bicicleta. Tenía doce calderas que impulsaban seis hélices a la no exagerada velocidad de 8,5 nudos. El armamento se componía de dos grandes cañones de 305 milímetros y cuatro montajes de cuatro cañones de 86 milímetros.

La Novgorod en 1873

La Novgorod en 1873

Pronto descubrieron que la curiosa forma de su casco le hacía sensible a las condiciones meteorológicas: a peor tiempo menor velocidad y peor gobernabilidad, por no hablar de la estabilidad. En el crucero inaugural subió por el río Dnieper. El buque no se portó mal hasta que inició el viaje de retorno. Durante la maniobra de cambio de rumbo perdió gobernabilidad y la corriente le dominó. El Vicealmirante Popov giraba sobre si mismo como una peonza mientras la corriente lo arrastró a toda velocidad hasta arrojarlo al mar. Muy pocos miembros de la tripulación vomitaron una sola vez durante la experiencia.

Al final el Almirante Popov» y su gemelo «Novgorod» resultaron unos eficientes barcos de defensa costera y unos agradables motivos de excursión para los veraneantes de la zona. Eso si, siempre con la seguridad de tener, al menos, cuatro buenos puntos de anclaje. En la historia de las rareza navales, los buques de Popov ocupan puestos de honor.

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