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26 de abril de 2024

Soldados, mujeres y niños enzarzados en una pelea cerca de una iglesia

Soldados, mujeres y niños enzarzados en una pelea cerca de una iglesia

La guerra de la Vendée, el «primer genocidio de la Historia Moderna»

Una vez que el Comité de Salvación Pública de la Convención revolucionaria, creado por Robespierre y Danton, tuvo conocimiento de la insurrección ordenó «arrasad la Vendée»

«Lo sorprendente y emocionante de nuestra profesión es que a menudo descubrimos historias», han sido las palabras del actor francés Hugo Becker quien encarnará a François de Charette, uno de los principales generales del ejército de la Vendée. Y es que, hasta ahora, la Guerra de la Vendée –en el marco de la Revolución Francesa– había sido olvidada y ocultada. Un conflicto que muchos historiadores califican de ser el «primer genocidio de la Historia Moderna», pues en él murieron alrededor de 200.000 personas por permanecer fieles a su fe y al Rey.
En 1789 estallaba la Revolución Francesa al grito de «libertad, igualdad, fraternidad o muerte». Con ella llegó la creación de un nuevo concepto de Estado y sociedad que significaron el paso definitivo para la completa secularización de Europa pues a Iglesia Católica conformaba una institución vital para el pueblo galo y pilar fundamental para el sostenimiento de la Monarquía.

La situación religiosa

Desde hace tiempo Francia dejó de reconocerse a sí misma como la «hija primogénita de la Iglesia», hasta tal punto que en 1790 la Asamblea Constituyente aprobó una Constitución Civil para clérigos que pretendía reorganizar en profundidad la Iglesia de Francia transformando a los sacerdotes católicos parroquiales en «funcionarios públicos eclesiásticos» desvinculándolos de Roma y el Papa. Inmediatamente casi todos los obispos diocesanos, así como la mayor parte del clero urbano, se negó a pronunciar el juramento de lealtad a la Revolución.
A partir de 1791 se endureció el odio a todo aquel que se opusiese a jurar la nueva constitución, provocando la persecución y muerte de muchos. La situación empeoraría cuando, tras suprimir las congregaciones seculares, en 1792 un nuevo decreto establecía la deportación de cualquier sacerdote refractario. Estas medidas causaron la salida de más de 40 mil exiliados de condición religiosa pues la Revolución dejó tras de sí una parte del país que ni entendía ni quería estos cambios.

Una guerra civil

En 1793, la región de la Vendée, en el centro-oeste de Francia, fue escenario del alzamiento de todo un pueblo contra la Revolución. Los detonantes a esta «contrarrevolución» fuero, en primer lugar, la ejecución del Rey Luis XVI que significó la ruptura total entre el Antiguo Régimen, con el que estaban de acuerdo los campesinos de La Vendée, y la República había puesto en marcha el proceso para terminar con todos los pilares tradicionales que habían conformado la sociedad hasta entonces. Y, en segundo lugar, el reclutamiento de 300.000 hombres para apoyar a los ejércitos franceses en guerra contra las monarquías extranjeras que querían sofocar la sublevación francesa. La reacción de los vendeanos fue la negación total de luchar y defender una «república sin Dios y regicida», explica el historiador francés Jean Tabeur.
Cuando el Comité de Salvación Pública de la Convención revolucionaria se enteró de la insurrección ordenó «arrasar la Vendée», una directriz que conllevaría el asesinato de miles de mujeres y niños. Los contrarrevolucionarios de La Vendée consiguieron reunir 8.000 hombres, aunque muy mal equipados y poco entrenados: muchos solo estaban armados con guadañas y picas. Mientras que los revolucionarios consiguieron movilizar alrededor de 80.000 soldados que saquearon y quemaron todo a su paso. Se trató de un exterminio organizado con el objetivo de despoblar la región.
Pronto se organizarían las llamadas «columnas infernales» bajo el mando del general Louis Maríe Turreau, quien presentó su plan de exterminio: «Mi intención es prender fuego a todo y conservar sólo los puntos necesarios para establecer nuestros acantonamientos adecuados para el aniquilamiento de los rebeldes». Más adelante ordenaría el asesinato de cualquier refractario, fuese mujer o niño «todos tenían que ser pasados a espada».
La represión duraría tres años cobrándose la vida de más de más de 200.000 personas por lo que muchos historiadores consideran la matanza de La Vendée el primer genocidio moderno de la Historia. El historiador francés Daniel Rops señala que en aquel enfrentamiento se enfrentaron «dos Francias»: una «católica y tradicionalista»; y otra «violentamente anticlerical, que no tenía en el fondo otra religión que la de la Patria».
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