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23 de abril de 2024

Astrónomo Copérnico, de Jan Matejko (1873)

Astrónomo Copérnico, de Jan Matejko (1873)

La astronomía antes y después de Copérnico: revolucionó el mundo después de muerto

Hasta la llegada de Copérnico el mundo vivió pensando que la Tierra era el centro del Universo y todo giraba alrededor de ella. Todo cambió en el 1543

El 24 de mayo de 1543 fallecía en Frauenburg (Polonia) el padre de la astronomía moderna. Su De revolutionibus orbium coelestium cambió la historia de la ciencia. Esta revolución ser produjo porque formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar. ¿Qué había antes de Copérnico?

Antes de Copérnico

Estaba Claudio Ptolomeo. Este creía que la Tierra era el centro del Universo, que el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas giraban alrededor de la Tierra. Esta idea no era nueva. Aristóteles consideraba que el Universo era estable, inmutable y eternamente inmóvil. Para él la Tierra estaba situada en su centro. El Universo era una gran esfera finita. La parte central estaría compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. Cada uno de estos elementos se movía de forma natural teniendo en cuenta su densidad. En el centro de ese modelo geocéntrico había un motor inmóvil que llevaba a término dicho movimiento. Las cosas más cercanas a dicho motor eran las que se movían más rápido.
Platón reflejó su concepto del Universo en el Diálogo de Tineo. Los cuatro elementos de Aristóteles ya habían sido planteados por Platón, así como el universo esférico y la centralidad de la tierra. Toda una serie de esferas distribuían los elementos que formaban el Universo. Como Aristóteles, las estrellas más cercanas a la Tierra se movían más rápido que las lejanas. Platón también explicó ciertas cualidades de los elementos, como la transformación de unos en otros. Consideró que dos elementos de fuego podrían formar uno de aire. O dos y medio de aire en uno de agua. Platón niega la teoría de Filolao (470-380 a.C.) según la cual la Tierra no era el centro del Universo, para Filolao había un fuego central y todo giraba en torno a él. El Sol también, ya que este era un cristal que reflejaba el fuego central. Esto fue negado por Platón, quien sostenía el universo geocéntrico.
Las teorías de Ptolomeo se plasmaron en un tratado llamado Almagesto. Se tradujo al árabe y, gracias a ello, se redescubrieron sus teorías. No fue hasta el siglo XII cuando se tradujo al español. Además, en ese momento fue traducido al latín. Las teorías de Ptolomeo fueron apoyadas por la Iglesia Católica. ¿Por qué? Dios había creado la Tierra y el resto del Universo. La mentalidad geocéntrica suponía que se establecía un centro donde todo sucedía y todo lo demás era secundario. Que la Tierra fuera el centro del Universo era lógico, como consecuencia de la Creación del hombre. Si este era el reflejo de Dios, aunque imperfecto, era natural que la Tierra estuviera en el centro. El geocentrismo fue defendido por la Iglesia Católica a lo largo de la Edad Media y esto imposibilitó el desarrollo de los estudios astronómicos. Era imposible oponerse a una formulación en la que Dios formaba parte. La influencia de Ptolomeo se extendió hasta el siglo XVI.
También creían en la idea de Pitágoras de la armonía de las esferas. ¿En qué consistía? La distancia entre los planetas correspondía a intervalos musicales. El Universo estaba regido por proporciones numéricas armónicas y el movimiento de los cuerpos celestes estaba regido por proporciones musicales. El Sol, la Luna y los planetas emitían un zumbido mientras se movían. Un sonido imperceptible para el oído humano. Pitágoras no fue el único en teorizar al respecto. Para Filolao el mundo era la armonía y esta estaba representada por un número que, a su vez, era un sonido llamado intervalo. Aristóteles negó que los cuerpos celestes hicieran música cuando se movían. Consideró que el hombre también debía crear armonía al moverse. Como que esto no sucedía, los planetas y astros celestes tampoco emitían música al desplazarse.

Un avance en la astronomía

Así las cosas, el mundo de la astronomía no evolucionó en los siglos posteriores a la muerte de Ptolomeo, al poner en práctica los modelos del Universo de Platón y Aristóteles en su Almagesto. A los científicos y a la Iglesia Católica ya les iba bien con este modelo geocéntrico hasta que llegó Nicolás Copérnico. En De revolutionibus... Copérnico presentaba una hipótesis desconocida, por la cual el Sol estaba en el centro del Universo. Esto degradó a la Tierra al número tres, en una escala después del Sol, y aseguró que se movía en una órbita perfectamente circular. Ptolomeo había considerado un modelo heliocéntrico pero lo rechazó. ¿Por qué? A partir de Aristóteles, la violenta rotación de la Tierra parecía contraria a la observación. ¿En qué consistía el modelo heliocéntrico de Copérnico? Podemos dividirlo en siete ideas principales:
  1. Los movimientos celestes son uniformes, eternos y circulares o compuestos de varios ciclos.
  2. El centro del Universo está cerca del Sol.
  3. En órbita alrededor del Sol están Mercurio, Venus, la Tierra, la Luna, Marte, Júpiter y Saturno.
  4. Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y no orbitan alrededor del Sol.
  5. La Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual y la inclinación sobre su eje.
  6. El movimiento retrógrado de los planetas se explica por el movimiento de la Tierra.
  7. La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.
Estas ideas revolucionaron la concepción astronómica que llevaba siglos durmiendo. Copérnico creía haber descubierto la estructura del Universo, muy alejada de la explicada por Ptolomeo. No pudo conocer las consecuencias de su método, pues murió poco después de ser publicado De revolutionibus...
Andreas Osiander, que supervisó la primera edición del libro, para reducir el impacto del mismo, agregó una carta como prefacio. En ella afirmaba que el sistema de Copérnico era una propuesta matemática cuyo propósito era contribuir a la disciplina de los cálculos astronómicos y no un intento de declarar una verdad literal.
No sirvió de nada. Las reacciones no se hicieron esperar. En 1616 la Iglesia católica colocó el libro en la lista de los prohibidos. Allí permaneció hasta 1835. Se abrió un cisma entre los que defendían a Ptolomeo y los que creían a Copérnico. Los últimos lo tenían todo perdido hasta que llegó Johannes Kepler.
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