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04 de mayo de 2024

Fotograma de la película Zulu

Fotograma de la película Zulú

Picotazos de historia

El personaje histórico clave en la defensa británica contra los zulúes en 1879 que el cine no recuerda

El ángel salvador de las tropas de Rorke´s Drift –destinados y hospitalizados– fue el intendente en funciones James Langley Dalton

Una de mis películas favoritas –pues es condenadamente entretenida– es Zulú, protagonizada por Michael Caine y Stanley Baker y rodada en 1964. La película relata uno de los episodios de las guerras coloniales británicas del siglo XIX más explotados publicitariamente pues psicológicamente equilibraba la terrible derrota que sufrió el ejercito británico, en 1879, en la llanura de Isandhlwana a manos de la nación Zulú. Pero la realidad histórica de los protagonistas fue bastante diferente de la mostrada en la pantalla.
John Rouse Merriot Chard (1847 – 1897), antes de la terrible jornada de enero de 1879 que le lanzó a la fama, si había destacado en algo era en lo poco notorio de su carrera militar. Estudió en la academia militar de Woolwich, graduándose con el número dieciocho de una promoción de diecinueve alumnos y recibiendo una comisión como teniente en el cuerpo de los Ingenieros Reales. Así estuvo durante once años. Era conocido por llegar siempre tarde al desayuno en todos sus destinos y por realizar sus funciones con el menor esfuerzo posible. A su favor tenía su carácter jovial que hacía de él una compañía agradable, algo importante en cuanto se ha de compartir la mesa de oficiales –mañana, tarde y noche– durante largos meses y años de destino.
Fotograma película Zulú

Fotograma película Zulú

El teniente del 24º regimiento de infantería Gonville Bromhead –genialmente interpretado en la película por Michael Caine– tenía en común con Chard la pereza y lentitud en el desempeño de sus tareas y el tener un carácter alegre. Bromhead, además, tenía un defecto que estaba a punto de costarle la carrera: era sordo como una tapia. Hasta entonces la protección de su hermano, comandante en el mismo regimiento y muerto en la batalla de Isandlhwana, y la temprana fase de su sordera habían impedido que se le diera de baja pero la situación de su defecto se había agravado al punto que se le consideraba «no apto para el mando ni el servicio».

Un oficial sordo durante una operación o combate podría convertirse en un grave inconveniente

Un oficial sordo durante una operación o combate podría convertirse en un grave inconveniente, por ello se le dejó a cargo de la compañía de guarnición del depósito y hospital de Rorke´s Drift, que estaba bajo el mando del comandante Henry Spalding. Éste dejó el puesto para localizar y conducir unas tropas de refuerzo que estaban de camino y temporalmente dejó el mando del puesto al teniente Chard quien tenía tres años de antigüedad más respecto al teniente Bromhead, adelantándole en el escalafón. Chard se encontraba haciendo unas reparaciones en el ferry que atravesaba el río Búfalo, de camino a la estación de Rorke´s Drift.
Estos dos individuos, enteramente sacados de una novela de Wodehouse –en cuanto a afabilidad y carencia de luces– también tenían las virtudes descritas en los personajes desarrollados por el humorista y agudo escritor: la lealtad y un alto sentido del deber. En medio del peligro estos dos oficiales, ambos considerados por sus superiores «casos perdidos», encontraron un guía, supieron aceptar los consejos de alguien que tenía más experiencia que ellos y, bajo esta dirección, desplegaron una autoridad, energía y determinación desconocida en ellos.

Fue él quien diseñó y señaló el perímetro de defensa a levantar y la necesidad de construir un último reducto de defensa que se reveló vital

El ángel salvador de las tropas de Rorke´s Drift –destinados y hospitalizados– fue el intendente en funciones James Langley Dalton. Veterano con veintiocho años de servicios a sus espaldas y varias campañas, el retirado sargento mayor –pues tal había sido el grado que alcanzó– se presentó voluntario a sus cuarenta y seis años de edad y fue nombrado oficial de intendencia en funciones.
Fue él quien convenció a Chard y Bromhead que retirarse era un suicidio y que la única opción era atrincherarse en la posición. Fue él quien diseñó y señaló el perímetro de defensa a levantar y la necesidad de construir un último reducto de defensa que se reveló vital. En todo momento estuvo supervisando los trabajos de fortificación, animó y combatió junto con las tropas en los lugares de mayor peligro y unánimemente se ganó el respeto y admiración de todos pues nadie dudaba que a él le debían la vida. Pues bien, cuando llegó la hora de los premios estos llovieron en forma de condecoraciones y halagos para todos menos para Dalton. Él no era parte del ejército, técnicamente, así que se le ignoró. Fueron los propios condecorados, oficiales y tropa, los que señalaron lo injusto del olvido. Al año siguiente James Dalton recibió su Cruz Victoria. En la película apenas aparece.
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